El corazón de la experiencia nos regala parte de su conocimiento, pero más da un alma de siglos de los que están hechas nuestras temporales vidas.
Si no olvidamos que estamos hechos de luz, antes de abrirnos paso entre tantas tinieblas físicas, podemos equivocarnos y alumbrarnos con luces convencionales o ajenas.
Se hace por eso mismo y necesario, iluminar corazones, en donde aún se encierra la duda y, dentro de su cascarón la incredulidad. Pero no es bueno expresar cómo y de qué forma la encontramos en nosotros, salvo que no veamos obligados a escribir nuestras experiencias. Debemos ser ejemplo y no teoría.
Todos sabemos que la agonía o incluso, 'la muerte' del espíritu es por falta de fe.
Pero esta no es más que la ajena.
Hay que experimentarla y tener razones para dar lecciones.
(alattkeva)
Si no olvidamos que estamos hechos de luz, antes de abrirnos paso entre tantas tinieblas físicas, podemos equivocarnos y alumbrarnos con luces convencionales o ajenas.
Se hace por eso mismo y necesario, iluminar corazones, en donde aún se encierra la duda y, dentro de su cascarón la incredulidad. Pero no es bueno expresar cómo y de qué forma la encontramos en nosotros, salvo que no veamos obligados a escribir nuestras experiencias. Debemos ser ejemplo y no teoría.
Todos sabemos que la agonía o incluso, 'la muerte' del espíritu es por falta de fe.
Pero esta no es más que la ajena.
Hay que experimentarla y tener razones para dar lecciones.
(alattkeva)