Hace mucho que me pedían que hablara de mi niñez. Este poema estaba guardado en mi cajón. Lo quiero como otros recuerdos, son retazos de vida que no me atrevo a poner. Ellos son las raíces que aún me sujetan alegremente a la vida, pero hoy deseo no sé por qué dejar que las raíces se mantengan más vivas que nunca., para que sigan retoñando.
¡Oh mi tierra bella!
te recuerda la niña del ayer que yo fui,
silvestre como la piña madura
que huele a poemas y te canta a ti.
Piñas en las cercas de mi cafetal,
guayabas maduras me invitan a amar.
Mi Valle del Cauca te tengo en mi mente,
te toco en deseos, de nunca acabar.
¡Oh, mis ricos mangos y mis aguacates,
mamey y curuba y el coco al caer,
sonidos de montes y aves,
sonidos de selva, selva tropical.
¡Yo quiero volver!
¡Oh, de verdes montes,
que tengo en mi alma, selvas de mi encanto,
y andar bajo el agua sintiendo llover!
Y aquellos jardines que fueron mis juegos,
los gnomos amigos, cuentos en papel;
los duendes reales, sombrero y casaca,
sonrisas de piano y de negra piel.
Eran duendes sucios que no se lavaban,
con su ancho sombrero y ya no me ven.
Frondosos maizales, grandes platanales,
dulces chirimoyas, ¡qué quiero comer!
¡Oh mi amado monte,
guamas y papayas, jugosas guanábanas ,
zapotes, badeas, piñuelas, papayas,
corozos, cacao, granados y cañaveral.
Dónde el pandeyuca, panela en café.
Rico chontaduro…
¡Yo quiero volver!
Dónde están mis flores que libó mi amor;
savia que en mi pelo se quedó en olor
con tantas nostalgias de un Sur de pasión.
Y mis tiernos pasos tan observadores,
cubiertos en dichas de inmenso candor.
Azar de mi vida me dejé en mi Valle
con toda fragancia que me dio en calor.
Allí va mi alma, regresa en sus pasos,
sus pasos del sueño, mi imaginación.
Se sienta a mi lado, ella y mi nostalgia
sabemos de prados de dicha y color
donde aún se mueve esa bella magia,
que tanto me ayuda a dar más amor.
La pequeña granja al borde de selvas
donde retozaba inocencia y paz,
jamás tuve miedo yendo en mi caballo
un teque muy viejo, mi fiel alazán.
Penachos de nieves sobre cordilleras
y esas bellas tardes del imaginar;
¿dónde está la niña que muere en mujer?
Dónde están mis montes,
la charca y lagunas, los ríos caudalosos,
los sueño con alas en su luz de luna.
¡Me quiero volver!
Y ahora me veo llena de nostalgias
dulce es mi sonrisa, tranquila en amor,
mirando lo bello que traje a mi vida
y revuelvo sueños aún con dulzor.
Suelto va mi espíritu, tranquila mi mente
busca ya los llanos y allí se entretiene;
brama ya el ganado, susurran guaduales,
se detiene el río…
“¡La niña ya vuelve!”
…
Blancas van mis sienes, blanca llevo el alma;
las ninfas del agua sonríen al verme
y yo me deshago del traje terrestre,
me recojo en cuenco de magia que ofrecen
¡Y surge el milagro, la niña es la rana,
que allí se zambulle y allí ya se pierde!
(Elisa en "Ranit@zul").
18-nov-05