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16/9/11

La nostalgia del poeta (Retrato surrealista dedicado)



En esos impedimentos que inquietan la costumbre de ser encrucijada o tormento, infelices y solitarios cuerpos trémulos, se estremece la vida. Acaso ya no somos o dejamos de ser algo o nada. ¡Simplemente somos y de qué manera más triste se nos ve! Pero ella pide que se  manifieste su esencia la que le da experiencia sin que se lo impida su tangible barro y sempiterna naturaleza humana. El que siempre censura, frena, sugiere, se duele y duele...

El poeta se hace visceral con su estado y a veces en su dolor se equivoca, sabe que es auténtico lo que extrae de sí por ser él su creador y el poema mismo! Y cuando escribe se le siente y se le quiere, admira y ama. El lector sensible le sigue, le palpa y percibe especial en su crisalada o fuera de ella y en la que aún espera si lo está, le transforma; presiente su gemido y su llanto de verdad y cómo irrumpe sin humildad y fracasa. Si su obra es auténtica, el poema ríe o derrama lágrimas, 'se moja por ser auténtico, no improvisa y siente como se rompe y se rehace como autor, está detrás de sus palabras y sus versos son su camino entre renglones de estrofas; su espíritu vela sus letras y sentimientos y nos encoge igualmente el corazón o lo contrario agradeciendo su paso por nuestras vidas. Nos encanta leerle y nos identificamos con sus textos. Es tan infeliz a veces o tan feliz otras, comunica.  Nos coge de la mano y nos sorprende desnudándose sin prejuicios. Es auténtico.

 La vehemencia expresada no mata las razones de su corazón ni la evidencia de sus pensamientos, está exenta de ideas brillantes, pero no por verse y ser así no sean las mismas que cualquiera pueda sentir y escribir de diferentes formas y maneras sin plagiar a otros; son parte de la existencia o cotidianidad experiencia, pero su visión y exposición es un arte para dar a entender un estilo de sentir la creatividad cómo lo expresa y está en cada ser que le hace ser otro para respirar diferente, identificándose como uno más que pasa por ello y cuenta lo que le pasa. El poeta como escritor que lo es también siente que no puede estar sólo a merced de su soledad interior con el peso de tanto, y crece su nostalgia del hoy junto a la de su ayer y se fusiona en una perenne desdicha que le ataca. Abraza una nada inconmensurable de vacíos que debe llenar con lo ajeno que se hace palabras, diálogos, monólogos, historias.,., pues hay algo más que le sostiene y no muere, late constantemente para mantenerlo al servicio de su locura..., -sí, tal vez sea así, piensa; una anormalidad ser poeta o escritor- Podríamos llamarle un loco por Amor, porque necesita escribir alrededor del mismo sentimiento y de lo que este le sugiere desde miles de ángulos y dar a entender cómo los siente, porqué escribe como lo hace y hay tanta entrega en ello, que sufre por entender de otra forma el mundo que percibe a su manera pero no tan ajeno a lo real y sensible de ser como lo ve; a veces incomprensible pero no para todos los que le leen, haciéndole mucho daño ciertas críticas faltas de comprensión o de conocimiento poético. Su rebeldía crece a la par que sus diarias decepciones por escribir para nada -piensa- y siempre está presente su nostalgia... -¡Si supiesen... y entendiesen su mundo y lo que le está pasando!- Siente la palabra en sus venas y son ellas las que hablan de su estado anímico o lo que le sugiere ese afuera desde su adentro. Ellas son su complacencia de siempre y su mundo interior intentando ordenarlo para entenderse y que se le entienda. Está por encima de su propia materia y sabe que un sólo manotazo a su nada no basta para que se rompa la nube de sus sombras, las que le hacen daño para que por fin aparezca la luz, porque el verdadero sentimiento es un hábito que se pone cada día y sólo es la noche quien se desnuda para que se le entregue... ¡Y de qué manera si lo consigue!

¡No, esta fiebre no se deja fácilmente amigos míos, son las muertes diminutas de las que no nos libramos ninguno! Se le entiende a nuestra manera y hasta nosotros los mediocres aficionados, sin tener una esperanza como escribidores inexpertos, sabemos de su realidad cuando escribimos sintiendo la vida en ello; metidos dentro  del personaje o de nosotros mismos hurgamos nuestro interior para extraer algo o hallar 'la veta'... El alma de un poeta no se rinde, pervive en sus palabras y su forma de entender la vida, son sus cuerpos los que dejan de acompañarnos entre la eterna enamorada de la vida, pero se queda su esencia.

Su alma  siempre se está despidiendo de ellos después de haber experimentado cómo se resuelve en determinadas circunstancias químicas, para conseguir aprender a ser feliz en los cuerpos donde se aloja. Porque de esto se trata y qué difícil es conseguir ese estado de equilibrio que libere su esencia de tantos retornos inútiles, cuando 'el traje' que se llevó en vida, no fue lo suficiente lúcido o preocupado por defender todos los recursos espirituales de los que estaba dotado... Así es de sencillo todo esto, como un juego más si se sabe manejar las cartas del mismo, liberado de sus sensoriales limitaciones que son realmente las que limitan; es cuando unas manos dejan de golpear la nube de impensables locuras para que se rompa y le regale la luz que necesita y espera siempre, la que le hace entender dónde estaba su verdadera felicidad, pues siempre la llevó encima para saber que su nostalgia deja de tener un significado, al llegar tarde a su respuesta por depender de otros su resultado. Su imaginación era luz  para su camino y el Amor, estaba en todo cuanto percibía, nunca estuvo solo y fulguró brevemente entre millones de luminarias que añoraban su vuelta.


A. Elisa Lattke V.
Sep/2011

TLeO (Taller Literario de escritura pOtencial)


27/3/10

Julio Flórez (poeta colombiano)


Al mar Caribe

“Aquí estás, a mis plantas, tembloroso,
tendida al ronco viento la melena
blanca y azul; tu aliento de coloso
alza hasta mí la movediza arena.

Y te oigo respirar, monstruo gigante,
que a los siglos atado te estremeces
con estremecimientos de bacante.

Ya que al fin a mis ojos apareces,
inmensamente triste,
con tus espumas níveas y tus olas
que de púrpura y oro el sol reviste,
voy a contarte mi secreto a solas”.

Así le dije al mar y con sentida
voz, le conté el desastre de mi vida.

Y al conocer mi negra desventura,
- ¡Hombre! exclamó con dolorido acentoSoy grande,
 pero más es su tormento;
soy hondo, pero más es tu amargura”.

Y en el propio momento,
en que bajaba la tiniebla oscura
y yo... como un espectro me alejaba,
a merced de una ráfaga de viento,
me pareció que el monstruo sollozaba.

Julio Flórez

***

Mis Flores Negras

Oye: bajo las ruinas de mis pasiones,
Y en el fondo de esta alma que ya no alegras,
Entre polvo de ensueños y de ilusiones,
Brotan entumecidas mis flores negras.

Ellas son mis dolores, capullos hechos,
Los intensos dolores que en mis entrañas
Sepultan sus raíces, cual los helechos
En las húmedas grietas de las montañas.

Ellas son tus desdenes y tus rigores;
Son tus pérfidas frases y tus desvíos;
Son tus besos vibrantes abrasadores,
En pétalos tornados negros y fríos.

Ellas son el recuerdo de aquellas horas
En que, presa en mis brazos, te adormecías,
Mientras yo suspiraba por las auroras
De tus ojos… auroras que no eran mías.

Ellas son mis gemidos y mis reproches
Ocultos en esta alma que ya no alegras;
Son por eso tan negras como las noches
De los gélidos polos… mis flores negras.

Guarda, pues este triste débil manojo,
Que te ofrezco de aquellas flores sombrías;
Guárdalo, nada temas, que es un despojo
Del jardín de mis hondas melancolías.


JULIO FLÓREZ



(Link- Música Pasillo colombiano)
http://www.youtube.com/watch?v=z-BdUMKqC6E  

Reiner Maria Rielke


Rainer Maria Rielke - de "El Libro de las Horas"


El Libro de las Horas hace alusión al libro de oraciones que los monjes católicos deben leer en determinados momentos del día. El poeta toma la voz del monje e invoca a su "dios", la segunda persona presente continuamente en todos los poemas de este libro"
¿Qué será de ti, Dios, cuando yo muera?
Yo soy tu jarra: ¿cuando me haga añicos?
Soy tu bebida: ¿cuando me corrompa?
Yo soy tu atuendo, yo soy tu oficio,
sin mi careces de sentido.
Después de mí no tendrás casa donde
te saluden palabras tibias y cercanas.
La sandalia de terciopelo que soy yo
se soltará de tus pies cansados.
Perderás tu gran manto.
Tu mirada, que mi mejilla acoge
tibiamente, como con almohadones,
vendrá y me buscará largo tiempo…
y al ponerse el sol se tenderá
en el regazo de piedras extrañas.
¿Qué harás, Dios? Temo por ti.
Rainer Maria Rilke (Praga, 4 de diciembre de 1875 - Val-Mont, Suiza, 29 de diciembre de 1926) es considerado uno de los poetas más importantes en alemán y de la literatura universal… más información en Wikipedia.