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10/2/15

El Jardín (Relato para El Día de los Enamorados)

"Escribir es invitar a los muertos a tomar café."
Autor: Amos Oz (Escritor de origen judío)


Cuando Nati, la profesora encargada del curso de "Escritura Creativa", nos dijo que deberíamos hacer un relato sobre lo que nos sugería esa cita sin nombrarla, supe que tenía ante mí la razón pero me faltaba la forma. Era la oportunidad de darle cuerpo a lo que me rondaba. No era fácil escribir sobre algo subjetivo y ajeno al resto de los compañeros, que no tendrían porqué saber de mi  'extracción interior', porque iba a partir de un recuerdo desde hacía mucho tiempo, sin embargo no escogí el primero por ser más largo aunque sabía que era el mejor para ese ejercicio creativo. Pensé sobre la marcha en uno más corto y conciso, mirado con lupa para que no se escapara la esencia del mismo.
Necesitaba confianza para que eso que todos llevamos dentro, fluyese de alguna forma natural.
 Llevaba un tiempo yendo a las clases de "Escritura Creativa", parecía como que me sintiese rígida sin soltarme del todo, salvo en dos ocasiones anteriores que sí fui yo misma, pero no lo era ante el compromiso que imponía la instructora, que dirigía el curso sobre el tema de la escritura creativa. El problema lo sabía por alargarme en detalles superfluos, haciendo incapie en minucias sin ir al grano de forma fluida  y precisa, "resumiendo lo esencial" de cada relato, "dándole no sólo vida, sino, interésv a las cosas que contaba". Claro que lo sabía pero, qué había pasado con la espontaniedad y la inspiración para lo que se exigía, era algo que me preocupaba cuando en realidad sabía desarrolar con justa medida cualquier tema, pero no lo hacía. Quizás porque comprendía perfectamente a quién tenía delante con su largo currículo y experiencia y me daba un gran respeto, conocía todo lo relacionado con su profesión y, debería ser aburrido, que sus alumnos no dieran más de lo que ella esperaba. 
Sutilmente su mirada me imponía servir a mi deseo de darme el placer de sentirme mejor conmigo misma hasta ese momento, exigiéndome el resultado deseado al escribir este relato como otros más que tengo. Comprendí que era la oportunidad de plasmarlo como deseaba a base de recortar lo superfluo y, me dolía y era lo que me pasaba, y no precisamente por falta de ideas o inspiración que ya las había demostrado. En cierto modo era como 'transformarme', no ser yo, sentir a esos personaje con vida espiritual o material propia y hasta ambas cosas y me dejé conducir. Ellos sólo esperaban entrar a la escena que me imaginaba e hicieron el resto: 
 ...
En el brocal del pozo la luz acapara la superficie de su fondo y se reflejan en el agua dos rostros. Allí se ha detenido el tiempo y esa misma luz encenderá sus ojos para cerrarlos para siempre. Se despertarán los trinos de las aves y la brisa se entretendrá por los bordes plácidamente con las enredaderas; acariciará sus blancos cabellos y los verá el espejo del agua iluminando sus rostros de niebla sin vida, allí donde cada tarde se miran dos almas.
Ellas y su amor, se sientan sobre el mullido liquen que lo cubre. Al otro lado del mismo siguen floreciendo las rosas que ella sembró en los maceteros que lo adornan.
Cuando vienen al jardín, él se encamina al pozo pero antes, recoge unas cuantas violetas por el camino. Ella lo sigue en silencio como todas las almas de consistencia inmaterial y, como en un rito, él besa las violetas y las deja caer dentro del pozo sollozando por largo rato. Así permanecen mudos y abrazados con los ojos cerrados.
- Dime, amor mío ¿en qué piensas? ...-Pregunta ella- ¿Acaso abreva tu espíritu el sentimiento que aun permanece en el lugar?
Y él contesta con infinita tristeza: -Antes, mucho antes, éramos del aroma de las violetas y las rosas y del color de las amapolas. Corríamos por entre los sarmientos y los prados, nos tirábamos sobre ellos y teníamos sed de amar la vida. Pero hubo una vez en que se rompió la noche y dejamos de ver la aurora, quedándonos atrapados en las tinieblas dormidos para siempre; nos seguimos nombrando y acudimos a la llamada , seguimos volviendo al jardín de siempre como todas las tardes, pero no hemos aceptado el final y yo sigo tus pasos y tú los míos, esperando nuestro mutuo regreso a la luz de la vida, confiados en que vislumbraremos nuestras almas con la misma intensidad que nos trae de vuelta... ¡Pero no hablamos por temer a ser lo que somos, no me escuchas, no me sientes y lloro, no te olvidas de tus rosas y yo de mis violetas!
 Ella se acerca al pozo donde él permanece echando una a una las violetas que ha recogido. Lo abraza y lo invita a mirar dentro y le dice:
-Somos sólo dos almas que no se perciben en el mismo lugar donde empezaron, quizás porque un día renaceremos de nuevo como los pámpanos de vid, volviéndonos a encontrar aquí mismo donde nos juramos amor eterno. Somos como dos espectros apartados de la fe del mundo y desconfiamos de la eternidad… ¡Miremos dentro del pozo, quizá el aprisione nuestras palabras de amor y nos devuelva de nuevo a la vida!
 ¡Espera, espera! –Dice él con vehemencia cogiendo una rosa y, entregándosela a ella, retiene las tres últimas violetas en una mano y, abrazados desaparecen para siempre del jardín.

alattkeva

15/7/10

A lomos de mi tiempo

 Imagen de caballos salvajes


El alma que hace justicia
me cuenta que, el tiempo mío...
¡Quiso más golpes de fusta
clavándole mis espuelas
para saltar obstáculos,
en mitad de sus ijares!


Este tiempo que me agita
no lo dudo, ha sido el mío, 
la doma de mi caballo
el salvaje en que he corrido;
le conozco bien su alzada, 
intuyo que lo he perdido.
Observador eso sí
y bastante bien jodido,
¡No le derrengué su lomo
por eso está sorprendido!

Parte de un único gozo
de confesión, lenitivo;
mi veloz tiempo de sueños
extrayendo qué persigo: 
Hechizos los de mis duendes
de un dios la luz en poemas;
naturaleza de un canto,
por amor y complacencia.

Es este lugar de hechizos
 soy un tambor de palabras
con el verbo en los renglones
 resonando por mi selva;
van mis sueños incumplidos
 embargos a las palabras
¡pero me salió la cuenta, 
la cuenta de cada vieja!

Fui del tiempo y me voy yendo, 
agarrada a 'mi Pegaso';
asida bien a sus ancas 
para no perder su paso.
Macho arisco apasionado,
 cabalgador indomable;
pero fuerte en el aguante 
teniéndome a mí por caso.
En vuelo alado me tuvo
 buscando ranas azules,
lunas pálidas por cielos 
y al horizonte, mi ocaso.

  Elisa
2010                                                     

5/7/10

Me ahogaba...

Me ahogaba el mundo de vanas vanidades.
rechacé su materia sintiéndome asfixiada;
no quería la vida pero fluyó en mi espacio
un sensible poema, hallándome en el llanto.


-¡Me ahogaba este mundo de vanidades vanas!


Me vistió la mente y me cedió su espacio
dejándome dormida en sueños de sus noches;
caminé en la niebla del brazo de la vida
y supe mi destino con ella, congelada.

En pasos penitentes, su yugo que es el mío
y el viento empujando a pretéritos vividos;
y justo allí... su alma me desdobló las horas
de inmensas soledades e infinitas miradas.
Y no estuvimos solos, 
          irradiaba el día
                   con su cansancio de soles, 
                              desnudez suya y mía.



-¡Y no hay que ser dios... 
para sentir quién nos ama
y no ahogarse en el mundo,
 cuando se abraza un alma!




Elisa en: "Don Anselmo"
2010

28/6/10

... Me sabes



Sé que me sueñas y sé cuando lloras,
cuando pides a la vida que te bese la boca.
¡Y quién no necesita el dulce amor de la tierra,
el cosmos por la cabeza, un pecado mortal de bolsillo,
o la eternidad a la medida, con amor en cada entrega;
y ver su alma volar cuando del cuerpo libera!


Yo sé que me quieres y sé que se tiembla,
deseando mi abrazo y, que jamás amanezca.
No sentir de la queja detenida en la frente,
lo que dura una rosa o la espiga en la siembra;
... cuando sabes quién soy... en la luz del presente;
cuando sabes quien cava con sus manos las mías
y lo mucho que da quien abona su huerta..


Elisa

2010

26/6/10

Me reclama el invierno

En mi regazo incomprendido
se esconde y se secan las lágrimas.
En el lago de tus ojos, los míos.
Eres orilla de este río de palabras,
de este devenir del sueño
... que ya no será... al alba de tu invierno,
cuando me reclama el mío.


Crepúsculo fuiste de mi encantamiento,
iluminaste mis ojos de ambarino atardecer,
asombrando la dicha al conocerte.
Me sabes aún a sal marina,
a pensamiento que no acaba;
a tierra removida por la lluvia
... y a su tintineo sobre las hojas
y tejados;
a corteza que te cubre
en su piel del tiempo que aún te falta;
me sabes al reclamo del beso,
reten donde frenó la búsqueda del sentimiento
y peaje de mi alma.


Necesito sentirte de nuevo,
para saber cómo era lo que fue,
cómo es la vida allí en tu pecho
¡Necesito morir entre latidos!


Elisa
2010

2/6/10

... A quien me espera











¡A quien me espera!
Podría decir:
¡Aquí estoy amor, he regresado!
Siempre estuve y nunca yo me ido
pero sí me pensabas
y te hablaban de mí
los astros,
los murmullos,
el aire, tus pisadas,
el tiempo en nuestro tiempo
la nada,
el yo,
el vacío...
Y este ayer
pausado,
detenido
por los labios
las manos
y en tus ojos,
espejos de mí misma
allí sobre sus aguas;
guardando el infinito
detrás de tus pupilas
y todas mis locuras
... que me dejé llorando
¡y no se han ido!
-¿No lo recuerdas?-

Aún están envueltas entre brumas
de tantos sueños que nunca se inventaron.
Podría decirte amor, ¡aquí estoy, he regresado!


(alv-6/10)

31/5/10

MI HOY



Hoy me he quejado del calor que hace…
Sin embargo la brisa fresca de la tarde acudió a su cita;
así es todo, una queja sin descanso
que nos lleva a no sé donde.
Delirios y deseos que se cuelgan cada día por ahí.
Hoy he escuchado a los grillos cantar en mi jardín
y me ha gustado sentir su vida en mí…
Hoy, me he dado cuenta que era yo luz de luciérnaga
y he tenido temor a perderla… ¿Qué haría sin mis ideas?

Hoy he sentido los pasos del silencio acercarse;
no hice ningún ruido, pasaron de largo y muy cerca.
¡Pero una simple hoja se atrevió a caer, asustándonos!

Así he pasado las horas de un lánguido día
consumadas en el frenesí de los sentidos,
¡Qué cansancio se tiene después, cuántos suspiros!
Y esa brisa fresca invadiendo mi estancia…
¡Qué osada y atrevida!
Desnudándome toda, jugando con mi cuerpo y mi cabello,
me gustan sus caricias, la noche es larga, los grillos cantan;
qué bueno, la brisa y yo dormiremos juntas…
y los grillos ahí en su concierto arrullarán la noche;
Lúbricos se acercarán mis sueños,
mañana el sol despertará estas ansias de vivir de nuevo.



Elisa
(Lun- Ene 24, 2005)

Amor Eterno, (Musica de relajación para CAPRICORNIO)




Tú, yo,  y mis manos


I
Por qué se disfraza el jazmín de rosa
y toma la culpa guardada en mis pupilas,
y qué dolor siente el llanto de mis sueños
en la oquedad de otros ojos que los miran.


Quiero penetrar al origen de lo oscuro
al insomnio que contempla vigilante,
su agotador recuerdo de las noches
con huellas en los cráteres;
saber de esta epidermis insensata que toma
de tus manos con certeza las palabras,
o la caricia codiciosa de su anhelo,
y quiere ser del labio 
y de su sombra
dibujada.


¡Cómo se extraña el aroma de la vida
en cada pensamiento,
convertido en locos homicidas!
No imaginas las afiebradas soledades
atropellándose por la ojera,
dispuestas a saltar al vacío 
desbordadas por las lágrimas.


II
¡Oh, martirio inútil guardando retales
de vestidos, sueños desgarrados
llevados por las aves,
sin saber del hielo
de las cumbres,
de aleteo sin oxígeno 
¡Y eché a volar
mis pensamientos!
...
Esta manos vacías
están tristes y atormentadas,
lazas y olvidadas...
Apretando el tiempo en las tuyas
y han sentido otras lluvias por sus palmas.
Sabían quién eras
cuando tras los visillos
los renglones sopesaban 
mi tiempo de sombras
y te besaba mi verso
arrullando con palabras.


III


Intuían su eterno instante 
Su despedida. 
Entonces tembló el ayer
en saudades de ensoñación 
y supo de su música;
y en tu voz, danzaron mis palabras.


Holladas las veo, envejecidas están,
ansiosas y soñadoras,
enlutadas de distancias
conduciendo mi tiempo en  lo que escriben,
pegadas a la bohemia de lo ausente,
aunque aún tiemblan en su luz acrisolada.


¡Sé que mis manos se hicieron para sentir tu alma!


Elisa
2010

5/5/10

TRANSMUTACIÓN EN FRÍO. (Alzheimer)


(Alzheimer)

Frío físico,
lúgubre vacuidad.
Puerta sin advertencia,
paso prohibido a todo lo caduco
más allá de toda invitación abierta,
donde miramos la idea de lo que fue y no supo,
ni tampoco sabe ser ya idea.
Vida o amor para llenarse
pero sólo vida ya perdida.
Estrofa que lleva la incógnita
en su hueca fosa de recuerdos
en plenitud de desasosiegos inconscientes,
con todos sus despojos de vacíos.
Los que no se llenan ni se apagan del todo,
necesidad de renovarse con la muerte,
en ese olvido de volver consigo... a reencontrarse.
Receptáculo de angustias, esto somos
para el drama interior del ser humano
o, un henchido corazón en silogismos.
Dilema, ‘argumento cornuto’ y desgraciado.
Sin embargo terminamos todos como 'fiambres'
en 'la nevera' , desenchufada o rota,
freno de todo pensamiento.
¡Qué más nos da, hermanos, si el frío es el mismo!
Con amor o sin el, enfermedad, dolor y muerte.
¡Siempre luchando en nuestro abismo!
No hay alternativas somos polvo de imán
hasta en la herrumbre, oxido que atrae.
Radicales libres en su litigio por la vida,
juventud y vejez, evolución, decadencia;
cuerpo y mente, verdor madurado que se pudre.
Lo que fue y lo que hay... ¡y se va yendo de vacío!
Y se suman fracasos como éxitos,
más los primeros a la larga lista,
la de desencantos propios
donde somos lo que llena un Todo,
persiguiendo siempre el de sí mismo.
No siempre es éxito único, el nuestro.
¡Otra vez será, qué remedio! – Nos decimos-
Y la materia gris, la dueña de la idea, se nos muere;
se nos convierte en cementerio.
Cables yertos, conducciones de desechos,
humana chatarra de despojos, basureros.
Pero fue útil para el ‘bluetooth’ preciso
que sin saber o sabiéndolo, consentimos.
Y me tomo la vida como es, hermanos,
con la Fe de un poema también de basurero,
cuyo final dura, lo que duró el mensaje
de cálida esperanza por la vida... ¡Reciclaje!
Si hay que volver se vuelve por ella, ¡la Vida!
Ay, qué colmo del Cosmos en las llanuras del vacío.
Estrellas que han dejado de brillar y han explotado.
Y de nuevo retornamos a la vida,
otra alma espera ser la dueña en otro cuerpo,
entrega sumisa al eterno drama
sometiendo la materia al mismo ciclo.
Y aquí estaremos
por la bendita Fe en la esperada acrópolis,
de nuestro Alfa y Omega que nos llama.

*alattkeva. 3-jun-05 (Reservado sus derechos.)

5/4/10

Sueños de mar

 Y no me acostumbro a este ruido de caracolas, a este divagar de pensamientos insomnes, de tristeza aturdidas en su despertar de vértigos.
No me acostumbro a este sueño de la vida porque aún estoy en ella, sin saber si vivir es acostumbrase a respirar, cuando no me besan las olas con su caricia de espuma. 


Dame acá tu escalofrío de sueños rotos, este pesar de caminos encerrados, de horizontes de otoños donde se rema sin fuerzas; dame acá tus manos en las mías y éstas, enredadas por tus cabellos. Y qué de mis labios entre los tuyos persignándote; dame acá mi mirada dentro de tus ojos, el tacto de mis dedos en tu piel desnuda y el roce de mi lengua sobre ellos. Dámelo todo, lo que aún tiembla en mis falanges junto a tus dedos y los míos, arropada de silencios y sonrisas. ¡Es que se ha acostumbrado mi alma a tu presencia.


Y como un gato blanco, sigiloso, se desliza mi vida entre tus sueños y los míos en todo esto que nos queda, escapándose furtivo en la noche en busca de las aves. Hoy tus duendes acallaran tus quejas para dedicarme un poema, sabrás entonces, que  has bebido este elixir de amor salobre que tanta sed nos pide.
...
Ha vuelto el gato blanco, ronronea ante mí pidiéndome una caricia y salta a mi regazo. Viene oliendo a noches de luna. Y, por entre las intenciones que te recuerdan, araño las sombras de la noche desde mi lecho. La vida sigue con sus alegrías y tristezas allí fuera de nosotros, mientras la playa está vacía y se llena de mis pisadas, de mi respiración que desea sobrevivir en la brisa de tus costas donde mi alma se desnuda. 


Hay una pesadilla que avanza entre la majestad de la noche, con el rumor de las olas que me llevan. ¡No sé por qué veo mi cuerpo tirado sobre la playa!
A veces estas visiones de la melancolía son sólo un puñado de sueños de agua y espuma salada, que nos llenan de arena blanca las palabras y nos deja mudos, ante la realidad de este muro que separa Dios en las aguas del mar. Cuando queremos beber un poco de ternura se evapora el sentimiento entre quejas de madrugadas. ¡Necesito correr por entre los muros de agua para alcanzar el horizonte, necesito escapar de mí misma antes de que se unan las aguas!

La sed sigue condenando nuestras ansias, entonces, la mía deja mi cuerpo  sumergiéndose en el mar. Se queda allí tirado sobre la arena, igual de desnudo que ella,  sobre su playa. ¡Es porque se nos acaba el aire, el agua, el fuego interior que nos quema para convertirnos en estatuas de sal, sintiendo como se aleja todo el de nosotros, sin poder recogerlo en el cuenco de las manos. ¡Y es tan poco lo que se pide cuando tienes sed!


Dios, hoy necesito que me des un rayo de luna para sentirme viva. Ver que en las dos gotas salobres de mi rostro, hay de nuevo una luz que ilumina de amor tus ojos y los míos. 


¡Hoy necesito que el oleaje de mis párpados me ahogue, me estoy volviendo viejo!




Un abrazo desde mi barca.




Elisa en: "Don Anselmo"


Mi amada Alma:




Sé que estás ahí como el viento que rodea, como la hoja en  rama que se agita; bajo la fronda muda de las sombras en el árbol donde te cobijas.
Sé que muda lloras y cuando dentro gritas. Permaneces ahí como una fría estatua  de mármol o hielo, congelada; pero aún en tu corazón sientes el fuego, la llama encendida de las cosas, un estallido de versos que te llaman. Vives de los sueños de los días, cargando uno tan sólo de amor que te quisieras en los brazos; pero, a las espalda han puesto la medida del peso de una prueba, y la llevas con dolor en cada paso.

Aquí, hago de mi invierno que se me va echando encima, huésped austero e imagino a Sibilius tocar su piano para mí; algunas veces, deshojo pensamientos y les pregunto de mi anhelo vano. Otras veces pienso en los rosales celestes... en el tiempo sin ventajas que me queda; en la yerma noche sin espejo y con mi vértigo, acusando mi ansiedad por la cabeza, te sueño donde voy  juntando mis estrellas.

Coso el tiempo de mis ideas hasta el alba, porque es contumaz  el sentir de la añoranza, en este hermetismo en que se cobijan las heridas, donde  sabemos qué se siente en el alma de las cosas que pasan y nos pasan. Comprendo todo lo del mar y su luna, mi cruz..., tus palabras y las mías e incluso la luz que no se ilumina en tus manos para decirte cuánto te quiero, porque se han hecho mis palabras migratorias y sonámbulas, tengo miedo de preguntarte y de saber por qué de tanto silencio al que jamás me acostumbraré, pues es el de un Campo Santo donde florece la única rosa roja, la única a la que puede cantar un ruiseñor.

Se hace rumor de flautas dentro de mi corazón cuando lloran; y hasta al dedo del viento señalando el trino y la vigilia censurando, tienen los arpegios  en las notas del pentagrama de los ángeles. Y sé de mi corazón envuelto en fogaradas y sé de su latir húmedo al relente mirando mi vida desnortada,  que se derrama por mis manos... hecha de versos sólo por ti ¡Siendo imposible amar más a quien nos sabe!

Cuando se tiene algo de nosotros en las pupilas, sólo falta cerrarlas para sentirnos vivos
con esa metáfora del hombre que imagina, ser hoja del árbol de la vida que se  desprende del mismo cada día. El sol , la luz del mundo parece más oscura cuando vemos que nos sigue con sus pasos lentos, levantando pensamientos que dejamos atrás con nuestro llanto, viendo que nos espera en todo espejo lo mismo y mirándonos de forma imperturbable. 

Hoy tú y yo nos echaremos un pulso con la vida y el premio, será el amor que nos tenemos.
 ¡Qué canten las aves y que Dios no calle el amor de las palabras en vuelo!

Elisa 

Desde "La charda de ranitAzul"



En tus ojos se abriga la incertidumbre, por sus serenos párpados la nostalgia agazapada juega con tus pupilas y llora el habitable silencio donde se refugia mi alma y, aunque te falta has de saber que la lleva y la llevarás siempre dentro de ti.
 Tus manos tienen el vacío de una eternidad de Amor y yo la necesidad de llenarlas. Son los cuencos de miel l y pan que me brindas con tu aliento hecho de palabras. Un beso pide su entrada al templo de tu pecho, para quedarse prendado del sonido que agita su interior. 
...
Me encanta esta edad del misterio, la propuesta de hallar amor en la eternidad pero contigo;
 la referencia que se sabe, lo remoto en lo afectuoso, los colores aromados de los sueños que serán siempre primavera en mi otoño; las voces mudas pero encantadas de los duendes que recogen y llevan nuestras palabras.  La alucinante existencia que no repara en la grandeza que tienen ellas al expresarnos en sentimientos, desbordándose en la dicha de tenernos, pero no pueden suplir una caricia, una presencia, el tacto, la vida al conjugarse, la compañía traviesa, la mirada amorosa y llena de picardía; la que no espera más que una sonrisa, una  preciosa y aperlada sonrisa asomándose entre unos labios que son el cuenco de miel que me entregas cuando lo miro.

Mi memoria está llena de ti, de la flor de mi júbilo, del insecto que la busca en el verso, del goce interior que se confía y, en lo excedido de un corazón que se desnuda.
Tanto digo que parece que no lleno el inconmensurable vacío de no tenerte y tú, de verle medio lleno, pero en el se hospedan estos átomos de energía divina que te protegen. Te contemplo en otoños, cansada, débil, con tristeza de invierno; te echo de menos en el aliento de un suspiro que se repite.  Y en mis manos hospedo momentos donde camina el aliento de tu sangre en cada caricia... Por mi cerebro  transitan pensamientos de infinito amor y, veo que necesitas de un acantilado para abrazarte a el y no dejarte llevar, cuando yo soy el abismo en el que te dejarías ir en una danza de dicha.


 Pero la roca no dirá nada, no dirá de este suicidio de las horas, de los días, de los años que nos abaten por momentos… Pero sentirá como se estrellan las palabras, allí en el fondo de nuestro pecho estremeciendo todo el ser cuando nos sabemos cerca.

Termino diciéndote que, son dichosos todos los pensamientos positivos, los que llevan la luz del alma, la conciencia de quien sabe vencer con palabras la distancia. El espacio hermético, el recinto sagrado donde  se anida el Amor. Y, allí prisionero de sueños, radica el triunfo del que sabe esperar amando.

Te quiero.
13/02/10

31/3/10

Humana condición



Y quise ser yo misma quedándome vacía;
y quise ser ya tuya creciendo como espiga.
Y ser de los espejos dos réplicas exactas,
costumbre y ceremonia de la ablución sagrada.

¡Dolor de la memoria dos réplicas postradas!

Mi humana condición sembrando por mi surco,
ofrenda sin fallos, aún más me encadenara;
y quise ser yo misma, por mí te hallé clavado
igual que aquella lanza, la vil que traspasara
tu cuerpo  Nazareno que sólo pedía agua.

Y, mi humana condición, salobre se la bebe,
muerta de sed se calla y siente que está amando




y sé del sentimiento sublime que rodea
en átomos del alma donde se enciende llama.
  
Como una gran resaca de fuego en mis tormentos,
ya sabes que se muere si niegan mi alimento;
¿y dónde mi alma huye de oscuridad  insana,
si cierras las aldabas del pecho de mi aliento?

La vil y humana condición, no me permite olvido
de estos gólgotas nuestros donde se cae el alma;
porque soy huésped de huesos y sé que esto se acaba.
Estaciones de acíbar sin dar amor auténtico
de aquél del que nos colmas... ¡Y lo dudé en el huerto!

¡Señor, mi condición de arcilla, se duele de su encierro!


Elisa
1/10
*Escudo franciscano

28/3/10

Rol de consecuencias



Los roles que me gustan ahora
son los papeles densos,
complicados, tristes, fríos.
Abstractos en movimientos
sobre lienzo vivo.

No soy sólo emoción, sentimientos,
hormonas, vida;
me cansé de tomar la ficción
como quimera.
Quiero que sepas que estoy viva,
que soy yo misma,
por eso hablo al amor cuando me abraza.

Mi gozo en el encuentro sin vacío.
Lo breve que se eleva
sin asperezas pero sí, sentido.
Leve hoja tomada por el viento
cual polvo de cuerpo yacente,
disperso por el tiempo,
pero vivo.
Consciente de saberse amada.
Tacto,
corazón y fuego.


Todo comienza cuando lo inicia un beso.
Quise ser y seré razón del Ser
sabiendo lo que soy parte,
sin tropezar en la oscuridad
¡Y tropecé contigo!

Aún camino mirando al frente y bien erguida.
Pero tanta luz me ciega todavía
Me gusta ser yo misma para sentirme viva..



Elisa.


Mayo/21/2007
(*Tomado de mi relato con el mismo título)