Da pena pensar
y revolverse por dentro,
sentirse humano sólido y compacto
como el planeta mismo;
un cuerpo celeste pero habitado;
un dios más entre millones, dividido.
Da pena pensar
en la indivisible
naturaleza humana como en la de Dios mismo,
tan callada y rígida en la huesa
que sostiene
por ser del mismo Dios que la disputa.
¡Y me hablan de "la tierra prometida"!
Tantas veces saqueada por mi espíritu,
tantas veces negada en nombre de otros;
y tantas veces son... que, desde la pena,
sabes cómo El Sembrador siega su cosecha.
-"Padeces de orgullo de raza".-me dicen.
Y, en la frágil materia del espíritu,
tosca y delicada, para un todo común,
con el color de todas las pieles de camino,
da pena llevar encima
la servidumbre del orgullo...
¿Sabes por qué?
Por ser esclavo negro sometido,
por ser cobrizo, humillado;
por ser un blanco estúpido y engreído
"por no ser y ser del pueblo elegido" (!)
o, el mestizo despreciado
y, en suma, la mezcla de un todo.
¡Y más de lo mismo!
Diferente o parecido,
un ser humano más.
Un perseguido por cómo eres,
por hereje o creyente.
¿También da lo mismo,
si eres el traidor que siempre lo niega?
Pero, cuestionando a Dios,
su pertenencia y permanencia.
¡Pues, se olvida!
Me da pena, babear nadas, ¿sabes?
Ideas del mundo, luces de intereses,
interpretaciones de religiosos,
estudiosos, visionarios engreídos y seguidores,
prosélitos aventajados y bien pagados.
¡Y por pensar en la estupidez humana,
se refleja en los espejos la mía!
-¿Y qué? ¿A éso se lo llama Amor?
Seguro, crees que Dios habla y habló a su pueblo,
¡Pero si ha permanecido hablando, sólo por la boca de los fariseos!
Y la tribu aún camina en solitario,
vadeando el Jordán, hallando cosechas ajenas,
cruzando el mar Rojo de un lado a otro
y sin preguntar a otros dioses,
¿si, el de los tantos Holocaustos en las guerras
del planeta Tierra, sigue vivo?
Pero por ayer y ahora, se matan entre hermanos.
¡No, no me mires que no soy yo,
pero mía es la culpa por amarte,
por aceptar a tanto acólito visionario
para vivir del cuento
y cada uno e una, con su teoría!
Mira, Dios, por favor:
eres tú y por ser lo que eres,
también lo soy yo.
¿Estamos?
Somos el mismo dios
y espejo en que nos miramos.
¡Mi semejante!
¡Que puede ser, te lo digo yo!
No ves que si le da la gana
a otro demonio con ínfulas de ser un Dios
extermina de nuevo a los judíos!
¿El día que se les acabe el chollo
a unos y a otros,
te dejarás ver como el verdadero?
...
¡El del Amor, no lo dudemos!
*
alattkeva