Estáis y se agradece

5/4/10

Sueños de mar

 Y no me acostumbro a este ruido de caracolas, a este divagar de pensamientos insomnes, de tristeza aturdidas en su despertar de vértigos.
No me acostumbro a este sueño de la vida porque aún estoy en ella, sin saber si vivir es acostumbrase a respirar, cuando no me besan las olas con su caricia de espuma. 


Dame acá tu escalofrío de sueños rotos, este pesar de caminos encerrados, de horizontes de otoños donde se rema sin fuerzas; dame acá tus manos en las mías y éstas, enredadas por tus cabellos. Y qué de mis labios entre los tuyos persignándote; dame acá mi mirada dentro de tus ojos, el tacto de mis dedos en tu piel desnuda y el roce de mi lengua sobre ellos. Dámelo todo, lo que aún tiembla en mis falanges junto a tus dedos y los míos, arropada de silencios y sonrisas. ¡Es que se ha acostumbrado mi alma a tu presencia.


Y como un gato blanco, sigiloso, se desliza mi vida entre tus sueños y los míos en todo esto que nos queda, escapándose furtivo en la noche en busca de las aves. Hoy tus duendes acallaran tus quejas para dedicarme un poema, sabrás entonces, que  has bebido este elixir de amor salobre que tanta sed nos pide.
...
Ha vuelto el gato blanco, ronronea ante mí pidiéndome una caricia y salta a mi regazo. Viene oliendo a noches de luna. Y, por entre las intenciones que te recuerdan, araño las sombras de la noche desde mi lecho. La vida sigue con sus alegrías y tristezas allí fuera de nosotros, mientras la playa está vacía y se llena de mis pisadas, de mi respiración que desea sobrevivir en la brisa de tus costas donde mi alma se desnuda. 


Hay una pesadilla que avanza entre la majestad de la noche, con el rumor de las olas que me llevan. ¡No sé por qué veo mi cuerpo tirado sobre la playa!
A veces estas visiones de la melancolía son sólo un puñado de sueños de agua y espuma salada, que nos llenan de arena blanca las palabras y nos deja mudos, ante la realidad de este muro que separa Dios en las aguas del mar. Cuando queremos beber un poco de ternura se evapora el sentimiento entre quejas de madrugadas. ¡Necesito correr por entre los muros de agua para alcanzar el horizonte, necesito escapar de mí misma antes de que se unan las aguas!

La sed sigue condenando nuestras ansias, entonces, la mía deja mi cuerpo  sumergiéndose en el mar. Se queda allí tirado sobre la arena, igual de desnudo que ella,  sobre su playa. ¡Es porque se nos acaba el aire, el agua, el fuego interior que nos quema para convertirnos en estatuas de sal, sintiendo como se aleja todo el de nosotros, sin poder recogerlo en el cuenco de las manos. ¡Y es tan poco lo que se pide cuando tienes sed!


Dios, hoy necesito que me des un rayo de luna para sentirme viva. Ver que en las dos gotas salobres de mi rostro, hay de nuevo una luz que ilumina de amor tus ojos y los míos. 


¡Hoy necesito que el oleaje de mis párpados me ahogue, me estoy volviendo viejo!




Un abrazo desde mi barca.




Elisa en: "Don Anselmo"


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¡Gracias por tu visita! Se sincero siempre no necesitas para ello excederte, sólo estimular a quien lo hace bien. Juzga la labor tanto si es escrita como si es un dibujo o pintura de su autora si la hubiese. Muchas veces entramos a un sitio y no hallamos lo que queremos... Es como quien busca sin suerte y entra en un castillo cuya figura se yergue en el paisaje. Es hermoso ver e imaginar detrás de sus muros lo que hay; pero ya dentro no existe nada y todo ha desaparecido a través del tiempo y se adueña el cacío, están sólo sus muros llenos de tristeza y de sombras, entonces nos queda la imaginación para sentir que cada día mientras esté de pie la luz solar o el firmamento lo llenará de estrellas o de luna de su ayer. A veces somos así algunos seres humanos, como un recuerdo que se escapa dentro de nosotros hacia lo que no existe bajo su techo y sabe permanecer en el corazón de todo universo. Ranita.