Se me ocurre pensar
en el ritual del espejo que mis versos estaban ahí
y nunca los había visto ni leído,
que ellos son como el humo de un lento incendio
despejándose en la brisa fresca de mi aliento;
sin la curiosidad de quien pudo mirarlos antes
porque no les regalé mi tiempo a su sonido,
dándoles fuego y deslizándose en la nada
con su danzar de hojas o plumas por mi alma.
Para qué más si me dan lo que quiero
con su secreto de siglos cantándome al oído
Todos ellos son míos, están donde estuvieron
suma evanescente de un presente en mi suspiro.
Descuidados, desmedidos y prohibidos
son de mi obstinada llama
quemando recuerdos míos.
¡Y alzando mis párpados
buscan por mis sueños
y sigo leyendo
algo de mi vida
escrita en renglones;
y mucho en las horas
de amor y silencios!
Elisa
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¡Gracias por tu visita! Se sincero siempre no necesitas para ello excederte, sólo estimular a quien lo hace bien. Juzga la labor tanto si es escrita como si es un dibujo o pintura de su autora si la hubiese. Muchas veces entramos a un sitio y no hallamos lo que queremos... Es como quien busca sin suerte y entra en un castillo cuya figura se yergue en el paisaje. Es hermoso ver e imaginar detrás de sus muros lo que hay; pero ya dentro no existe nada y todo ha desaparecido a través del tiempo y se adueña el cacío, están sólo sus muros llenos de tristeza y de sombras, entonces nos queda la imaginación para sentir que cada día mientras esté de pie la luz solar o el firmamento lo llenará de estrellas o de luna de su ayer. A veces somos así algunos seres humanos, como un recuerdo que se escapa dentro de nosotros hacia lo que no existe bajo su techo y sabe permanecer en el corazón de todo universo. Ranita.