ante este mundo de distintas pieles,
velo sueños de incautos amoríos
enredando poemas por mis sienes.
Me sé sin importancia y me conformo
con la miel que producen las palabras,
con su magia pasmando por mi entorno
brillando como cuentas de esmeraldas.
Me regalo momentos y me embarga
una ilusión volando como grulla,
cualquier bosque interior, alguna charca
con su rana de cuento dando bulla.
Porque sé que razono en albedrío,
reflexiono la vida y luego callo;
busco sueños de ayer y no los hallo.
Algo mío ha quedado en la distancia
entre la niebla de las altas cumbres;
un vuelo prometido de mi infancia
con sus sueños ardiendo como lumbres.
Mas, hay algo tan mío y también duele
por saberse sin mí, sin esperanza.
Se ha quedado sin alma y ya no puede
describir tanto amor en lontananza
Muy hermoso leerte, regalarse momentos es quererse a sí misma y eso ya es muy importante, amiga. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarYa lo dices, querida Julie, "regalarse momentos" ¡y si no cómo sentir precisamente lo que llena a algunas almas! Es que lo necesitamos a diario como una terapia que equilibra la vida y ella no es así tan llena de detalles, siempre 'está ocupada o ha perdido el entusiasmo de ser feliz', por eso esa dualidad versificando desde diferentes perspectivas, es tomar de nuestra energía de la propia esencia y es como estar fuera y dentro, en cielo y mar o ser brisa en la fronda de las ideas para soñar a ratos o, para sentirse vivo ante los que pierden la esperanza.
ResponderEliminarUn abrazo.