Hay un antiguo adagio musulmán que reza:
"Todo hombre es dueño de sus silencios,pero esclavo y víctima de sus palabras."
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Hoy parece que escribo desde un claustro, puede que casi lo sea cuando escucho mis propias pisadas y siento el hábito de ser yo misma cuando estoy dentro de mí. Me lleva el pensamiento a adentrarme en los pasillos y corredores del alma, sin embargo, hay una mirada que no ve más que la que llevo y se ha grabado y sellado dentro de su corazón, pero no oigo el silbido del ave, el aleteo de sus alas ni su arrullo por mis sueños.
Allá en la distancia tras las esquinas del ayer juega mi mente con otros recuerdos, desapareciendo una jovencita detrás de unos muros a lo largo del ancho pasillo de un convento. Desde mi acá en su futuro, ella no puede correr para alcanzarse a sí misma, tiene que esperar y soñar aún para ser la que soy, tiene que vivir a pesar de haberlo hecho antes en otras vidas. Su eternidad es y será la fuente de su sabiduría como es la de todos si saben indagar en su interior. No debe haber temor si se pasa detrás de los muros...
Tal vez en su interior, el de entonces y no los de mi ahora de mi tiempo, no sabía lo lejos que iba a estar de todo este tiempo del mundo que me ha transportado, pero menos del que rodeaba más cercano a lo salvaje y puro de mi naturaleza de entonces. La joven del ayer se ha hecho mayor para sentirse que es ella misma fragmentándose, expandiéndose como un universo para desaparecer de su propia vista. Ella ya ha pasado por esas soledades, sabe de su vacío y el de Amor cuando sola se tenga, es ella misma la de ahora que así se recuerda y la que en una mirada retrospectiva hacia su pasado, aún debe saber que sigue con vida y en ella su energía que la mantiene aún viva a sus casi setenta años. Sabe que todo ha ido cambiando dentro y fuera, que ya no está ágil para caminar o correr al paso de su grácil y montaraz imagen de antaño, la que aún se mantiene dentro en esa transformación; que ve que su vida no ha sido tan exacta como la soñaba pero sí soportable en las experiencias que ha acumulado para extraer enseñanzas importantes de todo ello, como de la vida de los seres que ha traído al mundo a los que coloca en la hornacina de su corazón. Ellos sí que merecen el lugar que siempre soñó ver y sentir en el caso de ser madre... ¡Y lo es!
Pero hubo algo que se ha repetido en el tiempo y así como ha pasado lo cuenta:
Aquél día, producto de sus visiones, hace mucho tiempo, se zafó de mis manos 'la doble del mañana' hacia este mío, la que soy en mi hoy para saltar hacia el futuro y al otro lado del río cruzando a nado lo que le separaba del tiempo. Le encantaban las guayabas y los mangos silvestres aunque tuviesen gusanos, comer los frutos de los guamos que crecen cerca de las riberas de los ríos. Siempre decía que era bueno conocer "los gusanillo de la conciencia", antes de digerir cualquier fruta aparentemente deliciosa... Ese día no pude detener 'mi doble' en el tiempo y no supo salir del fondo de las correntosas aguas, a pesar de ser una experta conocedora de las mismas cuando nadaba. Soñé... o me pareció que nunca llegó a la otra orilla, ¡pero sí que lo había hecho a pesar de mi temor a conocer su futuro, sé que sí llegué al mismo! Quise entonces alcanzarla, llegar antes, ser la primera, adelantarme, "¡eras una atarantada!", -así decía mi madre y, aunque volví para seguir el camino trazado siempre he pensado que no pude salir de las aguas del río, que aún hay lucha con sus aguas por llegar a mi verdadera orilla... ¡Porque siempre es otra orilla la que cambia todo!
-Necesitaba ser, ya sin mí, ella misma para sentirse viva, experimentar sin mis propias razones que la detenían, por la memoria que sabe el futuro y que se lleva encima cuando avisa; además conocía esos "gusanillos de la conciencia" de tanto haberlos visto mientras rompía la pulpa con los dientes... "¡Lo que no mata engorda!"... Añadía, mientras desplegaba una sonrisa e intentaba apartarlos de la pulpa.
Recuerdo perfectamente que mMe zambullí en el río varias veces angustiada, grité su nombre, claro que el mío; corrí por la orilla, busque en el fondo de las aguas, en las raíces salientes, en los cañaverales y entre las piedras... Sólo escuchaba la loca algarabía de los periquitos en los guaduales, sentía el aroma de las guayabas maduras al otro lado del río...- Ha pasado mucho tiempo desde entonces, ¡y siempre, siempre al otro lado estaban puestos mis ojos, esperando otra señal!
El tiempo pasó y se oscureció la tarde buscándome y me quedé dormida por el cansancio sobre las piedras de la orilla... ¡Todavía era una búsqueda inútil para hallarme, sí, ¡ya estaba empezando a conocerme, cuando me encontraba a este otro lado, pero seguía esperando otra señal!
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Sé que tuve una pesadilla angustiada ante lo que se estaba perdiendo de mi propia existencia, cuando se marchaba por delante de mí ese doble ser de mi joven recuerdo de mi pasado, sin hacerme ningún caso a buscarse a sí mismo. sí, sé que es muy difícil entender el argumento surrealista de un sueño... -¿Lo era, lo fue, sigue siéndolo? Pero me queda la angustia de no haber podido alcanzarlo, detenerlo evitar que se marchase; y se ahora en aquél caudaloso río... Tal vez, entonces, supe que sólo soñaba al tomar conciencia de lo que me estaba ocurriendo y, que ella era yo misma, ¡y no se había ido del todo de mí y tampoco ahogado!, que a pesar de faltarle el aire de esos campos donde era la reina y hasta un bocado apetitoso de las garzas, pertenecía su mirada a las altas cimas de Los Andes, a los saltos de agua que abajo en el valle se hacían remansos; ella era de los humedales, las ciénegas, el junco y el nenúfar. Era feliz saltando en las avenidas de lirios y recogiendo bulbosas con su madre para sembrarlas en el jardín de su casa y arriesgaba su vida jugando con sus venenosas hermanas ranas, escorpiones y arañas de cafetal sin importarle lo que pudiese pasarle..., ¡su abuela todo lo sabía sobre emplastes y curaciones con plantas, cómo podría fallarle "su maga" que cuidaba siempre de su vida!
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Sé que aún permanezco dentro de mi crisálida aunque no me vea. Todos la tenemos aunque demos lecciones para que otros sepan utilizar 'sus alas', que lo que llamamos vida ahora no es la verdadera... Sé que en este encierro en una aparente libertad debo aprender más cosas porque los recuerdos se acumulan, nos construyen capas nuevas cada vez más fuertes mientras el tiempo lleva hacia atrás de nuevo, porque nos va dejando... Sé que oscurece el entorno a mi manera y que en el vértice de mi realidad, el sueño sigue, me abstrae de alguna forma hacia lo que aún debo conocer de mí; que estoy como hecha de ideas que toman también su forma y producen sensaciones a veces, gratificantes; que esto que llamamos vida es un sueño cada vez más fácil o más difícil donde se pueden leer las claves; que estoy también hecha de pedazos rotos de historia de gentes, hombres y mujeres y que ella, aún está y estará conmigo, la niña, la joven, la mujer que soy, el ser espiritual que me envuelve porque le siento palpitar en mi pecho y soy feliz de hallar a mi rana azul... ¡No, no me fui del todo, ella debería y debe estar conmigo hasta el final de mis días si no hallo las señales que la trajeron al futuro!
Creí que la perdía al pasar a nado a este lado de la otra orilla... ¡Si era yo, "la ranita", el espíritu de mi infancia que no podía abandonarme! ( No nos separaremos nunca.) Pero me di cuenta que había pasado el límite de mis deseos, que había traspasado la distancia para modificar el tiempo detrás de los muros... "de sus cortinas de seda"... Me estaba prohibido volver o saber de la nueva etapa. Y aunque estuviese el río delante en la otra orilla y me brindase sus frutos silvestres con gusanos, no debería por lo mismo, porque aún me faltaba otro tiempo de aprendizaje.
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Elisa
2010
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Reflexión:
Necesitamos probar lo que decimos con nuestra propia lengua para saber si es nuestro; sólo de esta única forma aprenderemos a distinguir nuestras recuerdos. (alattkeva)
Algunas preocupaciones de este hoy son como los granos de acné, muy virulentas y detestables. ¡Como los gusanos que pudren lo que es bello y sano! Son como la edad de las inexperiencias, siempre sorprendiendo o asustándonos cuando no sabemos hacerlo mejor y nos vemos sorprendidos por los errores propios y ajenos, porque podemos llevarnos un fruto aparentemente bueno a la boca y probarlo. Tenemos hambre de saber, de conocer, sentir y experimentar la vida. ¿Cuál es el camino perfecto, el cruce idóneo por 'el río', el momento más acertado, cómo, dónde, quién y qué es lo correcto hacer o decir en cada momento y, cómo frenar el futuro?
Así son los granitos de la edad cuando se hacen imparables, dolorosos, horribles, marcando la lozanía y la belleza de un rostro adolescente con acné.
Esta 'vejentud' mía se enfrenta a algo parecido pero al revés, con ideas que maduraron sensatamente o responsablemente demasiado pronto para detenerlas; pero de improviso toman otras dimensiones sin poder dar soluciones. Es cuando aparecen acosando 'los granos' como los mismos gusanos de las frutas. No son visibles pero están allí produciendo su malestar. Y, cuando me pongo delante de los espejos dan ganas de extirparlos uno a uno, estampar su contenido contra los que observo en ellos, porque no me sirven algunos espejos para verme, ¡sólo creen mirar y saberlo todo! Aunque se quite lo que molesta y se quede la imagen hecha un monstruo, ven lo que quieren ver dentro de cada rostro. Hay demasiada angustia en todo lo aparente, pus dentro, dolor dejando cicatrices; pero hay granos ajenos que están a punto de reventar y salpicar; lo peor es cuando hacen lo contrario de lo que quisiésemos nosotros hacer... y se nos ponen delante a ver cómo racionamos, confundiéndonos con un espejo... ¡No faltaba más!
La realidad va encendida en las cabezas ajenas como en la propia. Bulle en los poros de la sociedad y termina por explotarnos encima, o en todo lo que rodea sin valorar las consecuencias. La realidad es una irresponsable, maleducada, olvidadiza, sorda y ciega y hasta miserable. Si no ves a tiempo lo que les está pasando, nos 'estampilla' su mierda en un descuido o hacemos lo contrario en defensa propia. Es instintivo .
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Hoy me siento una madre pero más abuela que nunca de mis ideas, aunque dueña de todos mis pensamientos que sí saben aún quién les parió a tiempo para saber de quién maman hasta convertirse en palabras. Me siento su esclava mientras los alimento y no me importa a quien le moleste lo que digo. A algunos me gustaría quitármelos de encima por ser recalcitrantes, ¡son unos pesados! por eso los escribo. Sé que en la otra orilla siempre hay aroma de guayabas maduras pero sé lo que llevan dentro... Pero, tengo ahora, la sensación de no haber cruzado nunca la otra orilla porque ya estoy donde me corresponde.
Elisa
Dic/2010
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¡Gracias por tu visita! Se sincero siempre no necesitas para ello excederte, sólo estimular a quien lo hace bien. Juzga la labor tanto si es escrita como si es un dibujo o pintura de su autora si la hubiese. Muchas veces entramos a un sitio y no hallamos lo que queremos... Es como quien busca sin suerte y entra en un castillo cuya figura se yergue en el paisaje. Es hermoso ver e imaginar detrás de sus muros lo que hay; pero ya dentro no existe nada y todo ha desaparecido a través del tiempo y se adueña el cacío, están sólo sus muros llenos de tristeza y de sombras, entonces nos queda la imaginación para sentir que cada día mientras esté de pie la luz solar o el firmamento lo llenará de estrellas o de luna de su ayer. A veces somos así algunos seres humanos, como un recuerdo que se escapa dentro de nosotros hacia lo que no existe bajo su techo y sabe permanecer en el corazón de todo universo. Ranita.