MIÉRCOLES 14 DE SEPTIEMBRE DE 2011
Una historia de tantas...
Título: Estaba allí
... Sabemos que más allá del horizonte se extiende un mar de palabras lleno de celajes de verbos. Vemos los sustantivos buscando su objetivo entre sus adjetivos que van como locos entre los artículos, nombres y pronombres de un lado a otro, para hallarse en la oración y el texto que les corresponda...
Pero también hay ocasos que resplandecen al atardecer mientras los miran y se sientan a ver otros paisajes, escuchando sonidos del campo en medio de la floresta y a sus aves, escuchando los mugidos del ganado en la lejanía y más... Acaso formamos parte de una misma misión y, de todos modos, el mismo sacrificio dejando de ser en cualquier momento de la existencia.
Sabemos que la imaginación serpentea los caminos del cerebro e indaga dentro, extrayendo sus ideas, buscando en sus 'madrigueras' alimento racional para su espíritu aprendiendo y expresándolo. La vida es un movimiento de historias danzando alrededor y, algunas se desprenden de las laderas más altas de las montañas de las ideas convertidas en avalancha imparable, aplastando a su autor. Si no se hace al lado y pasa de sus pensamientos puede verse sorprendido por su propia imaginación, al no poder sostener el peso de lo que lleva... Las ideas pesan en el cerebro cuando son historias que hay que vaciar de alguna forma.
Algo así me pasó y por suerte estaba preparada esta vez para refugiarme a tiempo haciéndome a un lado. Pegándome contra la coherente vertical de un saliente y desde ese refugio tomé nota, entre el ruido y la polvareda que aún se movía hacia su nada; no pensaba salvar una historia completa pero pude saber tan sólo de una de parte de la misma, una pequeña parte que se quedó pegada en forma de polvo a mis cabellos:
…
-¿Has visto Zamhir, la somnolencia de la marmota acariciar la seca vereda en busca de retoños frescos y cómo arrastra su vientre por la sed que le produce el cansancio?
-Pues la abuela dice que debemos comerla antes de que muera, pero que no miremos sus ojos cuando rompamos su cuello, pues si está allí ante nuestra vista es porque el cielo nos da una oportunidad de vivir, porque esto será dentro de poco pasto del fuego. Presiento que la vida se agota, hermano, y lo será para muchos seres que vivimos del campo y los cultivos. Creo que será mejor comerse la marmota antes que una rata aparezca o una serpiente, como único alimento a nuestro alcance; debemos hacernos con ella porque es herbívora y su carne es comestible, además su piel nos puede servir para hacernos un gorro para el invierno y su rabo, le servirá de adorno, ya sabes lo apañada que es la abuela para esas cosas.
-¡Espera, espera y calla, allí detrás del estante veo una serpiente que asoma! -Le advirtió, Zamhir, a su hermano, Moze, que se quedó paralizado del susto.
Escucha lo que te digo: quédate atento a lo que voy hacer y no digas nada. Si por casualidad me muerde cuando me acerque con sigilo a ella, toma estos polvos y estas yerbas machacadas, mézclalas en el mortero y disuélvelas con vino, es guaco que me dio la Vieja por si nos mordía una de estas, pero no lo gastes todo y echa un poco de lo mismo sobando sobre la mordedura. No debes asustarte. Si tengo suerte le cortaré el cuello de un tajo, pero no te olvides de la marmota que también es otro recurso si no puedo moverme en horas, pues tendremos que permanecer aquí vigilando hasta que vengan los nuestros, y todo en esta situación nos puede servir para mantenernos vivos.
...
-¡Samhir, Samhir, despierta, deja de envolverte como una serpiente entre las sábanas y dormir como una marmota, se os hace tarde a ti y a tu hermano. Ya vuestro padre ha salido de madrugada y tú, Moze, venga, ayuda a tu hermano que hay que traer agua a los abrevaderos del ganado, la tierra esta muy seca y la alfalfa no crece sin ella!
-¡Sí, abuela, pero estábamos en lo mejor del sueño y vienes tú y nos despiertas!
-¡Ay, mi querido, Samhir, tú siempre soñando y hay que trabajar! Aquí tienes el gorro de piel de marmota que te prometí y tanto querías, así no te quejarás de frío en la cabeza este invierno; ten cuidado y no lo vuelvas a perder pues necesitamos más pieles para venderlas... ¡Ah, no olvidéis coger las yerbas que os pedí pues quedan pocas en el tarro!
Samhir y su hermano Moze, apenas les dio tiempo a beber un cuenco con leche de cabra caliente que les trajo su abuela, para salir corriendo hasta las tierras altas en busca de su padre y ayudarle con el ganado. Las posesiones de la familia eran pocas y los recursos se repartían a cambios de trueques entre el vecindario y los dueños de las tierras. Eran tiempos malos y había que comer de todo y aprovechar lo que había o se presentaba...
La anciana sonreía viendo a sus nietos correr desde la ventana de la cocina, mientras se disponía a pelar papas, preparando algo de comer para su vuelta. Los años no la agobiaban, sí el dolor de haber perdido a su compañero muy joven y a su hija cuando aún amamantaba a su nieto más pequeño, dejándolos huérfanos y viudo a un hombre bueno. Por entonces no estaba con ellos y lamentaba esa ausencia por no haber podido hacer nada por su hija... ¡Precisamente ella, que era su madre y que casi todo lo curaba, a falta de médicos en la región y siempre lo hacía por nada!
Mientras veía alejarse a sus nietos por la ladera de la montaña que les llevaba a al valle, se deslizó una serpiente hacia el interior de la choza entrando por la puerta. La habían dejado abierta los dos chicos y ella ya se disponía a cerrarla. Estaba sin la alambrera de seguridad. El ofidio de aproximadamente metro y medio de largo no asustó a la mujer y fue a instalarse en uno de los estantes. La anciana esperó un rato muy tranquila y atenta, hasta que comprobó que se quedaba quieta y enroscada en un rincón... Entonces, caminó en sigilo hacia ella con una hacheta en la mano..., y sin dudar un momento, le asestó un golpe cortándola la cabeza de un tajo, para seguir tranquilamente con su faenas.
Recordó que una de éstas había sido la culpable de cambiar la ilusión de una familia, la miro con rabia, aunque se repetía muchas veces que era cosa del destino y, ella, seguramente estaba allí donde la iban a necesitar.
Recordó que una de éstas había sido la culpable de cambiar la ilusión de una familia, la miro con rabia, aunque se repetía muchas veces que era cosa del destino y, ella, seguramente estaba allí donde la iban a necesitar.
Australia Elisa Lattke Valencia
2011
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¡Gracias por tu visita! Se sincero siempre no necesitas para ello excederte, sólo estimular a quien lo hace bien. Juzga la labor tanto si es escrita como si es un dibujo o pintura de su autora si la hubiese. Muchas veces entramos a un sitio y no hallamos lo que queremos... Es como quien busca sin suerte y entra en un castillo cuya figura se yergue en el paisaje. Es hermoso ver e imaginar detrás de sus muros lo que hay; pero ya dentro no existe nada y todo ha desaparecido a través del tiempo y se adueña el cacío, están sólo sus muros llenos de tristeza y de sombras, entonces nos queda la imaginación para sentir que cada día mientras esté de pie la luz solar o el firmamento lo llenará de estrellas o de luna de su ayer. A veces somos así algunos seres humanos, como un recuerdo que se escapa dentro de nosotros hacia lo que no existe bajo su techo y sabe permanecer en el corazón de todo universo. Ranita.