Me sorprenden los campos cada tarde
los recorro con pasos ya cansados,
con las pausas del tiempo reflejados
en espejos, y paso sin alarde.
Voy sin brío, no tengo quién me aguarde
ni me espera un amor por los vallados;
las tierras no renacen sin sembrados
ni la leña calienta lo que arde.
¡Qué tristeza sentir que muere todo,
que la vida se marcha o se termina
y otras gentes rellenan el vacío.
Es por eso que siento de algún modo
que mi tiempo se pasa en la rutina...
¡Y algo dentro se fue siendo tan mío!
A. Elisa Lattke V.
Mientras siga la vida latiendo en los versos de tu protagonista, no creo que nada se muera en su alma.
ResponderEliminarUn abrazo.
Fnatástico... Madre mía qué soneto. A ti el frío no te congela nada.
ResponderEliminarUna alegría volverte e ver, después de esas vaciones de invierno con tu familia (ay, brrrrr qué frío, pero con el calor de los tuyos) :)
Besos!!
Querida ranita: Sabes que me es grato pasar y zambullirme en aguas cristalinas, pero hace mucho tiempo que no lo hacia. Tus letras son un concierto de vida, dolor, esperanza y estar.
ResponderEliminarUn besiño grande desde mi aposento.
Rosa María Milleiro