Es que eres un poco de todo y, ahora,
en contenido me contengo.
Y cosecho sueños por las tardes.
Suspiros y murmullos.
Vigilo mis estrellas mientras duermo,
busco la compañía del sol
y lo imagino detrás de las montañas con la luna...
Enamorados.
Doy un paseo mientras pasa la vida,
pinto o escribo, coso y medito,
para saber de qué está hecho el tiempo que me queda.
Siempre hay una esclusa... recibiendo,
o derramándose en mi viaje hacia el mar...
¡Mi mar!
Conozco el alma que me observa,
unos ojos anhelando,
y su deseo lleno de temor por sentir lo que ya siente
y, una senectud vaciándose de vida
en cada esclusa;
porque el amor que la contiene
se ha completado en el estanque o en sus charcas,
en las agua que lubrica y calma la lujuria de la palabra;
allí donde levitan los espíritus
en su posesión de plenitud y continencia,
supliendo a las entrañas de resignación.
¡Seguirán los lotos floreciendo!
¡Para que preocuparse por lo que siempre será...!
Sólo se renuevan sus hojas y caen otras de los árboles...
fermentando en el estanque.
Mueren las ranas azules.
Hoy, se ha desprendido una hoja más sobre la charca.
Sé que estaba allí en el agua, se mecía con el viento asustada,
ya no era del ramaje ni de su fronda... Moría.
Una rana ha saltado y se ha fundido en el limo.
¡Ah, Vida, cuanto sacrificio fluir en armonía!
alv
Es bonito soñar y seguir tus letras ya es una invitación para hacerlo en paz.
ResponderEliminarUn abrazo en la tarde.
Espero seguuc haciéndolo Rafa, amigo. La salud me va frenando y aún no sé hasta cuánto tiempo esas esclusas aguanten mientras se llenen de vida. Me canso mucho y hago un esfuer.
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