Por el ancho paseo

La vejez es una consecuencia necesaria.
Aprendemos de ella y depura la vida
si sabemos ser sabios con la experiencia;
mientras, se regresa seguros a la estancia,
para saber quien abre de nuevo nuestros párpados
a la verdad de su única Luz. (alv)

...

Por el ancho paseo de cada tarde
hay soles tibios con su fresca brisa,
amenazan las nubes grises, sembrando escalofríos.
Por el camino de huellas que lo ilustra
la edad del tiempo se desliza al último rescoldo del otoño,
Sin embargo hay una vegetal alegría en sus colores.

Por el ancho paseo
me seduce el tiempo de los ancianos en los bancos,
con su mirada cansada y ya perdida.
Me atrapa la edad de los instantes que se guardan.
Se pierde, acaso, su ilusión por los rincones de sus recuerdos,
mientras se entretienen con quienes van pasando.

Acaso, algunos, con su pensamiento de un antes,
se ha despertado a su mañanas del invierno,
pensando en el resultado real de sus semillas;
las únicas que ya pueden sostener su viejo tronco,
para sentirse vivo, viendo sus retoños.

Y, en esa bóveda gris de un cielo frío,
el sol se cubre de nubes y va apagando;
pero hay otros rincones del pensamiento no habitados,
vacíos, sin siembras y promesas que no fueron... Se intuyen.
Cada pliegue de piel con su color cetrino por los excesos...
Cada soledad sin recuerdos llenando las horas con el alma helada...
Cada pesar detrás de sus pupilas
Y, pensando en mí misma, tan cerca a las edades desoladas,
me entrelaza el abrazo de otra geografía y me anclo a los sueños.
Hay una magia secreta en la profundidad del alma,
algo se apodera del ser y sube por los canales de mi savia,
iluminando la existencia, energizando la vida.
Por el ancho paseo, vuelvo a mi hogar de nuevo,
con algo más que un resquicio de fe del brazo de la esperanza y un libro bajo el brazo.
Soy otra más...
¡Y pido la luz de Dios que esté presente en los vacíos!




A. Elisa Lattke V