Estáis y se agradece

10/4/10

Mi ciudad de mar

*Foto: Cartagena de Indias ( Col.)

Yo, el mar, la encontré…
Aquella ciudad-mujer, era una aparición maravillosa, con su cabello recogido sobre el hombre por un lado y su sonrisa de madreperla. Con su mirada de luz y de amarillo arrebol. Sus parpados semicerrados, dejaban ver dentro el horizonte soleado de sus pupilas. Insinuante, coqueta, maravillosamente bella. Atractiva como un verano cálido se insinuaba y se ofrecía, tendida sobre el lecho de arena de mis playas, enseñando su desnudez otoñal.              



Te he visto crecer a mi lado y ya sabía que eras mía. Aparecías como milagro en la ensenada para mi boca sedienta. Sed de urbe para mi fuego. Sabes que te poseo y acudo generoso a cubrir tu ansiedad, entre oleaje y oleajes de abrazos, caricias y rumores; con mis dedos de espuma que se introducen en tu... playa, lamiéndote toda..., toda. Comiendo un poco de ti a cada instante, excitado por tu belleza y lozana quietud que te acompaña. Y no importa que me veas embravecido y levante mis brazos para sentirte mía. Te baño toda de mí y, otras veces, calmado, te dejo delicadamente la ondulación de mis dedos de agua sobre la piel desnuda; llenándote todos los pliegues de su textura, dándote placer y vida, con suaves movimientos, tiernos manoseos por tus turgentes senos, vientre y sexo... Empujando, empujando mis olas sin cesar... y te abres en ensenada, moldeando la curva donde retoza mi realidad cada día. Sin dejar de mirarme desde tus bellísimos ojos y, desde la orilla les veo siempre semicerrados, entre largas pestañas de brumas y cálidos suspiros; me deseas  y  siento como clavas  en mi espalda las uñas de tus dedos penetrando en mí, hasta volcarte sobre mí erecta realidad a punto de surtidor y dicha contenida... ¡Oh de mi fragor ensordecedor cuando te amo!

¡Oh, mi ciudad de mar! Eres mi necesidad que se mezcla con agua y arena y, cada día los dos, nos quedamos llenos de vida extenuados, dándonos el uno al otro lo que nos falta... ¡Tú, ciudad-mujer sin nombre conocido que puede ser cualquiera de mis leales amantes; hendidura que me penetra en tu tierra, ribera donde anclan mis ansiedades siempre ofreciéndote todo lo que tengo. Siendo para ti el paisaje que te adorna las tardes esplendidas de fulgurantes soles, cuyo crepúsculo se extiende más allá de tus largas e imponderables piernas de riberas, donde me orillo haciéndome oleaje de gemidos. 



Mi vida es tuya como tarde de otoño que te besa, ¡como no sentir el palpitar cuando se ama mar que rodea, abraza y acaricia con cantos de gaviotas y sirenas, de barcas que vuelven a tu puerto. Eres mi incansable amante, deseosa de ser poseída. Y yo, como viajero del amor en todas las costas que beso, necesito que sientas necesidad de mí, que tu sexo se llene de humedad con mi oleaje batiendo tu ensenada, meciendo tus entrañas cada día, que sepas que estoy allí vigilante y que soy dueña y tú mía; hecho de pasión contenida y espasmos de felicidad, cuando me sientes tan tuyo y por eso los hijos de tus hijos serán también los míos. 

Tú, eres como todo cuenco que espera, bahía de cualquier ciudad que se rinde al hechizo del mar que baña sus costas, rendida a mis pies y siempre acariciada.





Elisa


(Dedicado a todas las ciudades costeras del mundo)

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¡Gracias por tu visita! Se sincero siempre no necesitas para ello excederte, sólo estimular a quien lo hace bien. Juzga la labor tanto si es escrita como si es un dibujo o pintura de su autora si la hubiese. Muchas veces entramos a un sitio y no hallamos lo que queremos... Es como quien busca sin suerte y entra en un castillo cuya figura se yergue en el paisaje. Es hermoso ver e imaginar detrás de sus muros lo que hay; pero ya dentro no existe nada y todo ha desaparecido a través del tiempo y se adueña el cacío, están sólo sus muros llenos de tristeza y de sombras, entonces nos queda la imaginación para sentir que cada día mientras esté de pie la luz solar o el firmamento lo llenará de estrellas o de luna de su ayer. A veces somos así algunos seres humanos, como un recuerdo que se escapa dentro de nosotros hacia lo que no existe bajo su techo y sabe permanecer en el corazón de todo universo. Ranita.