Este tiempo de ausencia se equilibra en el mío,
en la pausa de un sueño con el canto a la vida;
pero un temor desalienta envolviendo al destino
cuando pasan las sombras en la tarde tranquila. (alv-10)
He llegado desde el otro lado...
Desvanece mi mañana en los cristales
donde antes fue de luz y de alegría,
germinan las almas en la sustancia
del que sabe a quien le pertenecen
y les echa abono de amor sin preguntas.
El silencio de este mundo es elocuente y oscuro.
Prueba a su simiente en sus anales
y por espacios que no nos pertenecen, las siembra
poniendo carne al tiempo de memorias
y a sus secretos por todo lo vivido,
pero olvida pasar 'el borrador'.
Debiste recordar mi regreso
cuando pedías un ave blanca en tu alfeizar...
Levanté el vuelo y me hallé en la estación vacía
pero llena de amor y con tu angustia de siempre.
Sabes que venía de ponerme un cuerpo
como el que se cambia de traje;
tardé, sí, tardé, ¡porque no era el mío!,
hasta que pude mirarme en mi espejo.
Entonces, se sufren otras muertes,
repitiendo otras jugadas sin perderte ninguna;
se ve aún que el tejido aguanta refriegas
que da para más vueltas del revés con sus zurcidos,
por eso duele más el llanto del recuerdo
y piensas, si valió la pena la vuelta...
Dame alma mía 'mi pésher'
la prueba de otros tiempos.
Retómame en el movimiento
porque es posible que todavía no sea ésta la estación,
si cuando he llegado las alas no eran mías...
al haber probado la fuerza de otros vientos.
Interprétame... ¿Lo eran?...
Debo saber leer en mis renglones interiores
y en los surcos de mis manos,
en las miradas que hablan,
los silencios que presiento
y gemidos sin lágrimas
pero más, en lo que moja mis labios
Es salobre su sabor mirando unas retinas...
¡Oh, de esas señales inequívocas de otoño!
El que vuelve busca en el oleaje de su tiempo
y hállese en la alegría de su historia.
¡No hay otra mejor y más bella
que comulgue con el nácar de cualquier sonrisa!
Desde el otro lado, la vida es un pasar...
Sí, todo está medido hasta en 'el traje'
al que se adapta y ajusta la existencia.
¡Ah, pero que no me quiten tu sonrisa de mis ojos!
Elisa en: "Don Anselmo"
Los sonidos de la naturaleza... La música del universo. Y sí la vida es un pasar, imagínate dicen que los 90 ó 100 años de la vida en la tierra en el tiempo cósmico no son más de tres o cuatro minutos... Precioso poema. Hermoso video. Besos.
ResponderEliminarJULIE, creo que no estaba terminado y he tenido que pasar a matizar algún detalle, no me di cuenta que lo dejaba irse sin control, pero está bien que me fije en ciertas cosas. Ahora está tal como deseaba. De todos modos un abrazo y gracias.
ResponderEliminarElisa