Volver, significa recorrer con la mirada un yermo campo sembrado de cardos de olvido, donde no crecen las piedras y se pudren los caminos; un campo gris en el que no florecen pensamientos del hoy, pero sí los sentidos del ayer que los recuerda.
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¡Quiero volver todo bocabajo o del revés!
Porque la vida no siempre es como se nos dice que es y sí como quieren otros que sea, pero ella no nos hace caso y termina por plantarnos cara echándonos de las cosas que nos gustan; la mejor forma es contrariarla, darla de lado y que se largue con otra, pues ya nos ha dado malos ratos y es hora de fastidiarla.
Así que he venido sintiendo que no estoy pero algo me dice que aún hay algo tangible desgranando letras. Por eso mismo, ayer te pensaba mañana y hoy, te recuerdo como mediodía; pero debo quererme de la amante noche para soñarte hacia el alba.
Alguna vez creo recordar que pasé por aquí... pronuncié tu nombre u otros, tal vez fueron más y escribí poemas.
Creo recordar que la ironía conjugó mis lágrimas... ¡Y no pidió disculpas!
Que las ideas discutieron entre sí mientras las observaba de lejos el silencio y se marchó callado.
Diremos que las mediocridades difusas me han dejado fuera de combate durante los disturbios de mis propios pensamientos, pues ellos nada han hecho por evitarlo pero sí me machacaron los años; y mientras se daban a la fuga las sombras de mis secretos, se reían de mí las palabras dándose ínfulas y creyendo que sabían engañarme con sus ripios; porque algunas veces los pensamientos ciegos y sordos se ven su propio ombligo para saber cómo les remataron al nacer, entonces les da por llorar al ver que se han convertido en humanos igualitos al resto. Pero yo que los conozco sigo siendo la que ayer no fui pero mañana seré algo menos. ¡Ellos, no serán nada porque se van conmigo!
Por eso me digo que, el arte de escribir puede ser verosímil y hasta entenderse de cualquier manera, sólo que algunas maneras no se entienden entre ellas terminando por desaparecer ante la sinrazón de las demás. Pero este cansancio me lleva a no pararme en el tiempo y sí con el, el que me queda de recreo. Le debo dar cuerda cada día porque si no lo hago termino por olvidarme de 'mis manecillas' sin que hagan su ejercicio mental; este hoy me parece de su tic, tac de ausencias, pues tengo la convicción de burlarme de los conceptos y arrastrar mi rebeldía ansiosa contando estupideces y despistando el argumento. Y, con el ansia de otros tiempos marcados por el dadaísmo aprendido, al menos disfruto cortejando vocablos despistados y a sus verbos, les hago esclavos de mis ideas. Pero lo que si me parece hermoso es terminar por contar un relato para que se lo crea un cuento:
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Una vez cuando el tiempo se contaba en una mano soñaron ser niños las estrellas y depositaron besos sobre la faz de las palabras, ellas brillaron en el panorama de los sueños y despertaron a la noche, tan satisfecha ella después de hacer el amor. Cuando se vio rodeada de niños besucones quiso algo más grande y le dio por juntar un montón de ellos amasándolos, así consiguió una enorme bola dorada y la colgó a su lado. La llamó 'Luna' y se enamoró de ella. ¡No les dio tiempo a las demás estrellas escabullirse de la noche por sus agujeros negros!, porque la luna las iluminaba con sus rayos rutilantes llenos de sonrisas de cielo. Es así como los niños son felices si se apiñan como luceros mientras están en el cielo a la espera de que los llamen. Sonríen antes de venir al mundo y al convertirse en hombres se hacen olvidadizos. Porque, lo único que recuerdan y tienen fijación por lo que les pasa, es cuando se ven el remate de sus propios ombligos; pero nunca ven la mirada de amor de quien les mira o espera que sonrían alguna vez y digan cuánto le aman.
Por eso los pensamientos cansados de esperar prefieren suicidarse poco a poco, estrellándose contra los vacíos de los rostros largos que creen que su mundo se les termina cuando les sale tripa y no se ven... su ombligo; o contra las incertidumbres de los silencios. Algunos se marchan de nuevo con su alma en busca de otra aventura escrita, que les inyecte vida y les proyecte dentro de otro corazón, que sí sabe palpitar mientras sonríe entre cada párrafo de su cuento.
Elisa
*La imagen está hecha por su autora.
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¡Gracias por tu visita! Se sincero siempre no necesitas para ello excederte, sólo estimular a quien lo hace bien. Juzga la labor tanto si es escrita como si es un dibujo o pintura de su autora si la hubiese. Muchas veces entramos a un sitio y no hallamos lo que queremos... Es como quien busca sin suerte y entra en un castillo cuya figura se yergue en el paisaje. Es hermoso ver e imaginar detrás de sus muros lo que hay; pero ya dentro no existe nada y todo ha desaparecido a través del tiempo y se adueña el cacío, están sólo sus muros llenos de tristeza y de sombras, entonces nos queda la imaginación para sentir que cada día mientras esté de pie la luz solar o el firmamento lo llenará de estrellas o de luna de su ayer. A veces somos así algunos seres humanos, como un recuerdo que se escapa dentro de nosotros hacia lo que no existe bajo su techo y sabe permanecer en el corazón de todo universo. Ranita.