Pienso que nadie nos cuenta
de los días con sus noches
y menos de los relojes
de las campanas al vuelo...
Ni de los otros sin alma
de las grandes catedrales
envejecidos de tiempo;
solemnes sí que lo fueron.
Porque echaron sus campanas
al Edén de los luceros,
de lunas y pensamientos
y los amores sinceros.
Pienso que nadie nos cuenta
de ciudades y secretos,
de lo honesto y lo sencillo
de su corazón ya viejo.
"Ranita"
Y quizás es eso solamente lo que buscamos, "que alguien nos cuente..."
ResponderEliminarUn abrazo.