
ese ámbar del cielo de tus ojos,
como soles brillando en mis antojos
al igual que dos lámparas votivas.
Es muy poco decir... ¡Cuánto te quiero
amando tu presencia en el silencio
y saber de mi templo al que conciencio
alumbrado de amor mientras te espero!
Yo no sé, como tú, de bellas playas
donde mueven las olas sus caderas,
donde sueltan los mares cabelleras
despojando la espuma de sus sayas.
Es que soy marinero de atarraya
revolcado en sus olas como amante,
y al vaivén del fragor soy un Atlante
navegando en el mar... que se desmaya.
Soy sostén de este mundo donde habito
en el loco latido de los hombres,
desafiando su vida y no te asombres
y ayudando a su Dios donde gravito.
A. Elisa Lattke en: "Don Anselmo"
Perfecta definición de este marinero y Atlante a la vez.
ResponderEliminarUn abrazo en la tarde.