no me niegues esas cosas,
que la vida se hace corta
y hay aroma de las rosas.
Lugar de esparcimiento, pensamientos con alas y otros saltos de "ranita Azul"
¡Gracias por tu visita! Se sincero siempre no necesitas para ello excederte, sólo estimular a quien lo hace bien. Juzga la labor tanto si es escrita como si es un dibujo o pintura de su autora si la hubiese. Muchas veces entramos a un sitio y no hallamos lo que queremos... Es como quien busca sin suerte y entra en un castillo cuya figura se yergue en el paisaje. Es hermoso ver e imaginar detrás de sus muros lo que hay; pero ya dentro no existe nada y todo ha desaparecido a través del tiempo y se adueña el cacío, están sólo sus muros llenos de tristeza y de sombras, entonces nos queda la imaginación para sentir que cada día mientras esté de pie la luz solar o el firmamento lo llenará de estrellas o de luna de su ayer. A veces somos así algunos seres humanos, como un recuerdo que se escapa dentro de nosotros hacia lo que no existe bajo su techo y sabe permanecer en el corazón de todo universo. Ranita.
Estoy con que algo queda, eso es innegable.
ResponderEliminarUn abrazo y feliz domingo.
Querido Rafael, claro que queda y mucho por rimar, por reír, sentir ideando y soñando porque en eso residuo del alma se guarda el tesoro de la Vida individual y la propia experiencia insuplantable e única. Me pregunto si a la luna le importa, puede que sí por ser parte del mundo donde estamos y alguna fuerza gravitaroria la mantiene como a resto, sino, todos patas arriba y la Vida, seguro, también tiene en todos los seres vivos unos mecanismos que nos llevan a esa eterna empatía con la naturaleza de la que somos hijos. Un abrazo en este año que se inicia y ya veremos qué me cuenta esto que discierne el cielo para mi existencia con la que hay lucha. ¡El Creador tiene la última palabra y todos en sus manos.
ResponderEliminarQuedan huellas de carcias
por esteros de la luna,
las miradas de ella llenas
de sus ojos de ternura.
Entre tantos huracanes
eso espera aquél viajero,
arrancado por la fuerza
de sus mares y su cielo.
Queda tanto por saber,
ResponderEliminarmucho temo, por llorar;
que de tanto como escribo
ya no puedo ni escapar.