Estáis y se agradece

10/2/15

El Jardín (Relato para El Día de los Enamorados)

"Escribir es invitar a los muertos a tomar café."
Autor: Amos Oz (Escritor de origen judío)


Cuando Nati, la profesora encargada del curso de "Escritura Creativa", nos dijo que deberíamos hacer un relato sobre lo que nos sugería esa cita sin nombrarla, supe que tenía ante mí la razón pero me faltaba la forma. Era la oportunidad de darle cuerpo a lo que me rondaba. No era fácil escribir sobre algo subjetivo y ajeno al resto de los compañeros, que no tendrían porqué saber de mi  'extracción interior', porque iba a partir de un recuerdo desde hacía mucho tiempo, sin embargo no escogí el primero por ser más largo aunque sabía que era el mejor para ese ejercicio creativo. Pensé sobre la marcha en uno más corto y conciso, mirado con lupa para que no se escapara la esencia del mismo.
Necesitaba confianza para que eso que todos llevamos dentro, fluyese de alguna forma natural.
 Llevaba un tiempo yendo a las clases de "Escritura Creativa", parecía como que me sintiese rígida sin soltarme del todo, salvo en dos ocasiones anteriores que sí fui yo misma, pero no lo era ante el compromiso que imponía la instructora, que dirigía el curso sobre el tema de la escritura creativa. El problema lo sabía por alargarme en detalles superfluos, haciendo incapie en minucias sin ir al grano de forma fluida  y precisa, "resumiendo lo esencial" de cada relato, "dándole no sólo vida, sino, interésv a las cosas que contaba". Claro que lo sabía pero, qué había pasado con la espontaniedad y la inspiración para lo que se exigía, era algo que me preocupaba cuando en realidad sabía desarrolar con justa medida cualquier tema, pero no lo hacía. Quizás porque comprendía perfectamente a quién tenía delante con su largo currículo y experiencia y me daba un gran respeto, conocía todo lo relacionado con su profesión y, debería ser aburrido, que sus alumnos no dieran más de lo que ella esperaba. 
Sutilmente su mirada me imponía servir a mi deseo de darme el placer de sentirme mejor conmigo misma hasta ese momento, exigiéndome el resultado deseado al escribir este relato como otros más que tengo. Comprendí que era la oportunidad de plasmarlo como deseaba a base de recortar lo superfluo y, me dolía y era lo que me pasaba, y no precisamente por falta de ideas o inspiración que ya las había demostrado. En cierto modo era como 'transformarme', no ser yo, sentir a esos personaje con vida espiritual o material propia y hasta ambas cosas y me dejé conducir. Ellos sólo esperaban entrar a la escena que me imaginaba e hicieron el resto: 
 ...
En el brocal del pozo la luz acapara la superficie de su fondo y se reflejan en el agua dos rostros. Allí se ha detenido el tiempo y esa misma luz encenderá sus ojos para cerrarlos para siempre. Se despertarán los trinos de las aves y la brisa se entretendrá por los bordes plácidamente con las enredaderas; acariciará sus blancos cabellos y los verá el espejo del agua iluminando sus rostros de niebla sin vida, allí donde cada tarde se miran dos almas.
Ellas y su amor, se sientan sobre el mullido liquen que lo cubre. Al otro lado del mismo siguen floreciendo las rosas que ella sembró en los maceteros que lo adornan.
Cuando vienen al jardín, él se encamina al pozo pero antes, recoge unas cuantas violetas por el camino. Ella lo sigue en silencio como todas las almas de consistencia inmaterial y, como en un rito, él besa las violetas y las deja caer dentro del pozo sollozando por largo rato. Así permanecen mudos y abrazados con los ojos cerrados.
- Dime, amor mío ¿en qué piensas? ...-Pregunta ella- ¿Acaso abreva tu espíritu el sentimiento que aun permanece en el lugar?
Y él contesta con infinita tristeza: -Antes, mucho antes, éramos del aroma de las violetas y las rosas y del color de las amapolas. Corríamos por entre los sarmientos y los prados, nos tirábamos sobre ellos y teníamos sed de amar la vida. Pero hubo una vez en que se rompió la noche y dejamos de ver la aurora, quedándonos atrapados en las tinieblas dormidos para siempre; nos seguimos nombrando y acudimos a la llamada , seguimos volviendo al jardín de siempre como todas las tardes, pero no hemos aceptado el final y yo sigo tus pasos y tú los míos, esperando nuestro mutuo regreso a la luz de la vida, confiados en que vislumbraremos nuestras almas con la misma intensidad que nos trae de vuelta... ¡Pero no hablamos por temer a ser lo que somos, no me escuchas, no me sientes y lloro, no te olvidas de tus rosas y yo de mis violetas!
 Ella se acerca al pozo donde él permanece echando una a una las violetas que ha recogido. Lo abraza y lo invita a mirar dentro y le dice:
-Somos sólo dos almas que no se perciben en el mismo lugar donde empezaron, quizás porque un día renaceremos de nuevo como los pámpanos de vid, volviéndonos a encontrar aquí mismo donde nos juramos amor eterno. Somos como dos espectros apartados de la fe del mundo y desconfiamos de la eternidad… ¡Miremos dentro del pozo, quizá el aprisione nuestras palabras de amor y nos devuelva de nuevo a la vida!
 ¡Espera, espera! –Dice él con vehemencia cogiendo una rosa y, entregándosela a ella, retiene las tres últimas violetas en una mano y, abrazados desaparecen para siempre del jardín.

alattkeva

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¡Gracias por tu visita! Se sincero siempre no necesitas para ello excederte, sólo estimular a quien lo hace bien. Juzga la labor tanto si es escrita como si es un dibujo o pintura de su autora si la hubiese. Muchas veces entramos a un sitio y no hallamos lo que queremos... Es como quien busca sin suerte y entra en un castillo cuya figura se yergue en el paisaje. Es hermoso ver e imaginar detrás de sus muros lo que hay; pero ya dentro no existe nada y todo ha desaparecido a través del tiempo y se adueña el cacío, están sólo sus muros llenos de tristeza y de sombras, entonces nos queda la imaginación para sentir que cada día mientras esté de pie la luz solar o el firmamento lo llenará de estrellas o de luna de su ayer. A veces somos así algunos seres humanos, como un recuerdo que se escapa dentro de nosotros hacia lo que no existe bajo su techo y sabe permanecer en el corazón de todo universo. Ranita.