Hondo rumor...
Quién piensa en la belleza la describe
y puede creer que con tan poco se contente,
porque liba seguro el polen de la palabra.
Si no sabes volar por el jardín poético, pasas hambre.
Me acompaño de versos
con su sujeto en predicado,
pero lo que más me gusta
es la palabra sustantivada...
¡Ah, me gusta ese avanzar de tus lágrimas por un rostro,
el caminar de mis dedos por su espalda;
y el azul del mar cuando lo miro!
Me sabes barca, me conoces brisa, me sientes agua,
y es por eso que se mece en el oleaje de mi cuerpo.
Amar agota, enferma, acaba, entierra...
¡Cuando no esté no habrá puerto para tu descanso
y tienes todo el mar para navegar en la costumbre!
...
No sirvo para sentirme satisfecha
si, al pasar mi lengua por el viento, me solloza,
se sienten su sal y sus alas van besando el aire
con esa invitación al límite lontano,
haciéndose grito y rumor hondo bajo las estrellas.
Hace mucho, mi vida se fue hundiendo en el limo oscuro,
me mantiene en su ronda innacable.
El último otoño me ha dejado desnuda y sin ramajes
y los años que me restan me arroparán de inviernos.
Por eso, al mirar al horizonte me fatigo...
pero sigo apostando por todos los ocasos
invitando al sol a mis mañanas,
poniéndome sus colores por los hombros,
porque el amor abriga y es un cálido regalo de silencios.
¡Cuánta ternura se desprenden de tus versos, querida amiga...!
ResponderEliminarUn abrazo y que tengas un lindo miércoles.