Estáis y se agradece

4/5/10

De: "Los sueños de una rana''



Por el acosado reino de los pensamientos desfilan las ideas dentro de la memoria. Van cargadas de signos de letras, que escribirán poemas solitarios. Y en la caricia de algún resplandor remoto, retozan las pupilas de los duendes sospechando sobre la conciencia de las sombras. Saben lo que han arrebatado a una rana azul. 
Las dudas son las ráfagas de la envidia. Y consiguen su efecto cuando temen que alguien vaya por delante de ellas. Se camuflan como sea para conseguir sus sueños. La rana siempre las miraba desde su charca, pues al pasar, la oscuridad no dejaba ver la luz del sol y la pobre rana se moría de pena.
He contemplado el huidizo movimiento habitante del silencio, esconderse en el bosque de mi imaginación. Y por la oscuridad de la conciencia del agua, reposa el limo entre guijarros, dejando que el llanto de la luna riegue de amor la charca y, se convierta en gemas que descienden lentamente hasta el fondo del agua, donde se refleja sus rayos, hasta depositarse dentro del corazón de la charca.

Lo casi humano de una rana tropieza en el fango de las culpas, donde la corriente humedece las orillas, donde crece entre lotos la esperanza de los juncos, floreciendo recuerdos en las cabezuelas verdosas de sus tallos, que se entregan a sus pausadas horas, ondeando a la orilla con  el viento. Las mariposas besan sus flexibles rizomas posándose un instante por sus flores, parece que se toman un descanso en cada vuelo, mientras liban pensamientos enseñando su incomparable movimiento en las alas, con su belleza de múltiples colores. Una libélula sin temor alguno, se ha posado sobre el lomo de la rana, que no osa hacer ningún movimiento y sonríe al insecto. Sus irisaciones se reflejan en la charca en un acompasado movimiento de arrullo con sus alas, mientras murmullan una canción a la ranita. Saben que está triste.

Un remolino en el agua danza hacia dentro en cada giro, como haciéndole ojos al río. El gesto del aire se acerca deslumbrado por los versos que espera, pero la rana sigue pensativa encima de su nenúfar, parece que piensa o duerme. La libélula sí se ha quedado dormida sobre su lomo, seguramente ambas sueñan cuando eran de otros mundos... No se siente el viento pero la memoria del bosque deja caer las hojas oxidadas. Parpadean las ideas sus inquietudes, y se levantan círculos de rumores sobre la superficie del agua.

Allá en medio de la charca donde palpita un corazón, se ha depositado la niebla para descansar, extendiéndose suavemente a lo largo de las orillas como un encaje de blonda. Sólo un hoja ha rasgado el aire mientras caía. La rana sigue durmiendo, está muy cansada de croar. El viento ha venido descalzo y de puntillas, haciéndose a su lado. SE le ve apesadumbrado, se siente culpable, sabe que ella no resistirá mucho tiempo, sabe que no pudo ver claro sus sentimientos y que se muere poco a poco de amor. Sabe lo que reflejaban sus ojos zafiros; pero tampoco pudo ver dentro la inocencia, que era un depósito lleno de verdades donde ya el no podrá penetrar, ya no sabrá qué le ocurrirá mañana. Soplo y sopló, mató al mensajero del bosque. Un duende se ha acercado y ha arropado a la rana con chal de buganvilias rojas; el otro le ha dado una patada al viento en la espinilla para que se retire.



A. Elisa Lattke V.

2 comentarios:

  1. Qué belleza, Elisa!!! Una historia, un cuento de hadas. Qué maravillosa descripción de imágenes, de situaciones y sentimientos. Me pareció verlo todo, como una película sin palabras. Gracias!!!!!

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  2. Tuve una niñez muy bella y asilvestrada pero controlada, tenía tanta agilidad para subirme a los árboles como los 'primos hermanos' simios. Mi madre y abuela fueron como ese 'Abinu, Malkenu'(Padre nuestro) que siempre me ha protegido.

    Gracias Alenka. Te besa la rana azul

    Elisa

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¡Gracias por tu visita! Se sincero siempre no necesitas para ello excederte, sólo estimular a quien lo hace bien. Juzga la labor tanto si es escrita como si es un dibujo o pintura de su autora si la hubiese. Muchas veces entramos a un sitio y no hallamos lo que queremos... Es como quien busca sin suerte y entra en un castillo cuya figura se yergue en el paisaje. Es hermoso ver e imaginar detrás de sus muros lo que hay; pero ya dentro no existe nada y todo ha desaparecido a través del tiempo y se adueña el cacío, están sólo sus muros llenos de tristeza y de sombras, entonces nos queda la imaginación para sentir que cada día mientras esté de pie la luz solar o el firmamento lo llenará de estrellas o de luna de su ayer. A veces somos así algunos seres humanos, como un recuerdo que se escapa dentro de nosotros hacia lo que no existe bajo su techo y sabe permanecer en el corazón de todo universo. Ranita.