No me callo en las sombras lo que vivo
de la imagen de amor que yo más quiero,
ni tampoco ilusión por la que muero
por el gozo que da por ser cautivo.
Me conozco ese santo mandamiento,
la templanza que debo a mi locura,
al cariño que invade mi ternura
y al silencio guardando su contento.
No es posible sentir la tiranía
que consientes al cielo de embeleso,
porque sabes querer sin fantasía
un ayer entregado a cada beso,
salpicado de sonrisas y alegría,
que nos diera promesas al regreso.
Elisa en: "Don Anselmo"
Lindo soneto y precursor de los días que llegan.
ResponderEliminarUn abrazo y feliz domingo.